martes, 14 de enero de 2014

PLENA AUTORIDAD SOBRE LOS DEMONIOS


Apóstol Dr. Gabriel Sánchez  Velázquez, y su familia en un
desayuno en la Comunidad Cristiana Filadelfia de la Cd. de México.
“Porque también yo soy hombre bajo AUTORIDAD, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace”. Mateo 8:9

PROPÓSITO
Tener un conocimiento claro de cómo proceder en caso de ministrar a personas con problemas de posesión demoníaca u opresión. La mayoría de los pastores tienen temor de hablar sobre la autoridad, sobre todo en sus propias congregaciones, porque es un tema fuerte y la mayoría de nosotros tenemos apenas una idea remota.


INTRODUCCIÓN

Lo que conocemos por autoridad, muchas veces es manipulación, miedo, intimidación. Pero Dios levanta a sus siervos y le delega autoridad. Hay que tomar en cuenta lo que nos dice II Corintios 10.8: “Porque aunque me gloríe algo más todavía de nuestra AUTORIDAD, la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré”
            En el caso particular de este libro,  el tema que nos ocupa, la hablar de  la autoridad,  es concretamente para echar fuera demonios. En este tenor, ya antes hemos mencionado lo que nos dice Hechos 10.38, pero conviene repetirlo: “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.”
            Hoy en día, Jesucristo no tiene más manos que las tuyas, cristiano, hijo de Dios, para extenderlas y traer liberación, sanidad  y restauración de vidas.
Y si a la falta de enseñanza en torno a la autoridad espiritual; añadimos que,  es obvio que en esta generación las iglesias cristianas evangélicas tienen otros criterios muy dispares en torno a la manifestación y acción de los demonios en la gente, entenderemos de entrada la magnitud de la necesidad espiritual que se siente en muchas iglesias cristianas.

Hay una corriente cada día más común,  que sustenta que todos los seres humanos, incluyendo a los cristianos están poseídos de demonios y que se requiere una continua ministración de liberación.

Hay otros grupos que entienden por demonios un sinónimo de trastornos mentales o enfermedades psicosomáticas, para quienes la solución está en el diván de un psicólogo o un psiquiatra. Si el caso es más complejo lo turnan a un sicoanalista.

Habremos otros que, como ya se explicó en los capítulos anteriores aceptamos que los cristianos podemos llegar a ser oprimidos por los demonios pero jamás un demonio podrá estar dentro de nosotros si real mente ya hemos aceptado al Señor Jesucristo y caminamos en su temor. Sin embargo, sí sabemos por las Escrituras que personas no cristianas pueden llegar a estar poseídas de demonios y para ello es que hay que saber qué hacer en cada caso.

1-      DISCERNIR CADA CASO EN PARTICULAR

En primer lugar, un ungido de Dios, al estar ministrando a la gente debe estar muy atento y vigilante para que mediante el don de discernimiento pueda saber en un momento dado,  cuando esta frente a un posible caso de estos:
a)      Enfermedad Física. Hay enfermedades congénitas y las hay degenerativas que hacen que la persona que las sufre parezca fuera de sí o con actitudes de agresividad sin que necesariamente dicha persona esté endemoniada. Es muy probable que cuando un hombre ha sido sobre consentido y extremadamente mimado, esté acostumbrado a que le satisfagan todo tipo de caprichos. Y cuando llega a la vida adulta y no logra lo que quiere descargue su frustración con una ira exagerada. Por ejemplo, cuando el muchacho que no trabaja ni estudia, está acostumbrado a lujos desmedidos y cree que sus padres tienen la obligación de darle todo; él día que no se lo dan, arremete contra ellos con insultos, humillaciones y hasta golpes. Puede en un arranque de ira romper muebles y objetos costosos en su casa. Pero aun así, no estamos frente a un caso de endemoniado necesariamente.

b)      Trastorno Mental. Hay enfermedades mentales que hacen que la persona que las sufre este fuera de sí y en ocasiones manifieste depresión, miedo, impotencia para moverse, o agresividad extrema sin que necesariamente se trate de personas endemoniadas. En estos casos y en el anterior, si se les ministra, debe procurarse pedir del Señor,  sanidad o un milagro para la regeneración de algún órgano o del sistema nervioso; pero no liberación y mucho menos con esos usos extremos de golpear a la persona, forzarla a tomar aceite, tirarla a fuerzas al piso, atarla con cadenas, gritarle desmedidamente. NO. Jamás.

c)      Posesión Demoniaca. En ocasiones las personas no cristianas que están poseídas de demonios se ven completamente normales y sanas, son amables y le pueden sonreír al encontrarse con ellas. Sin embargo,   una persona endemoniada, no resiste estar en una reunión donde se invoca y se adora a Jesucristo. Si tratan de llevarlo a un culto donde han unción de Dios, saldrá corriendo. Si un endemoniado entra a un culto cristiano,  al venir la alabanza, la oración en lenguas o al momento de que esta persona quiere aceptar al Señor Jesús como su Salvador, los demonios se manifestaran.
Tuvimos un caso así hace algunos años. Estábamos en un culto de lavamiento de pies. Una familia invitó a venir a una vecina. Cuando llegaron a la iglesia el culto ya había principiado. Al intentar entrar a la casa de oración, la vecina decía que había un cristal grueso que le impedía avanzar. Después me llamaron afuera. Al interrogarla, resultó ser una bruja que traía un anillo con un macho cabrío, lo cual indicaba que ella estaba casada con Satanás. Después de darle una breve explicación bíblica, me entregó el anillo, pudo entrar, estar en el culto y al día siguiente se rindió a Jesucristo reconociéndole como su Salvador Personal.

Otras veces los demonios se hacen evidentes fuera del ambiente espiritual cristiano, esto, es, en la casa, en el campo u hospital. Marcos 6:10-13, Lucas 4:41, 13:11-13.

II.- ACTUAR CON LA AUTORIDAD DEL SEÑOR.

Dice el Señor en Marcos 16:17 que los cristianos en su Nombre echaremos fuera a los demonios. Los cristianos no debemos temer enfrentar a los demonios, ni tenemos porque rehuir en ministrar a las personas endemoniadas. Tenemos la autoridad del Señor para hacerlo.
En el mundo pentecostal, hay muchas ideas equivocadas que se aceptan generalmente como si fueran verdades bíblicas al respecto, tales como que no todos los cristianos están preparados para ministrar liberación. Esa es una idea romanista, ya que ni siquiera todos los curas están autorizados para hacer exorcismos como le llaman ellos a la liberación.
Se sustenta también en algunos de estos círculos que, un cristiano no debe ir directamente a ministrar liberación a un endemoniado a menos que se haya preparado previamente con oración y ayuno porque de otro modo, los demonios pueden entrar en él.
Hay evangelistas improvisados que para hacerse notorios dicen que al estar ministrando a un endemoniado, todos los cristianos que participan de esa reunión deben estar con los ojos cerrados, porque de otra forma, si están con los ojos abiertos, los demonios piden meterse en ellos.
Y así, hay un sinfín de errores populares, que se sostienen como verdades bíblicas pero que sólo son conjeturas o suposiciones de gente que desconoce los conceptos bíblicos respecto del tema que estamos tratando, esto es, la liberación de endemoniados.
Algunas consideraciones adicionales al respecto.

a)      Preparación Espiritual. Hay quienes esperan hasta que tengan que enfrentar un caso de posesión demoníaca para ponerse en ayuno y oración, pero un cristiano con sana doctrina y ministración de los cinco ministerios de Efesios 4:11 debería estar siempre preparado, debe estar siempre  DISPUESTO.

Es verdad que hay cierto género de demonios que no salen sino con oración y ayuno, como lo dice Jesucristo en Mateo 17:15-21. y puede llegar a haber algún caso extraordinario en el cual un equipo de ungidos deban convenirse en oración y ayuno previa a la ministración de liberación. Sin embargo, si somos salvos, hemos sido bautizados en el Espíritu Santo,  y estamos llenos del Espíritu Santo.  Hechos 2:4-6 y 4:31, entonces estamos en condiciones espirituales correctas para ministrar liberación en cualquier momento.

b)      Entendimiento Espiritual.  Hay personas que hacen exagerado énfasis en alguna gesticulación, expresión verbal o actitud corporal que los endemoniados manifiestan, en lugar de entender las razones por las cuales,  los cristianos tenemos autoridad plena sobre los demonios.

         En Colosenses 2:13-15 dice: “a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”
En el pasaje anterior, tenemos una explicación completa del por qué los cristianos actuamos con la autoridad de Jesucristo para liberar a los endemoniados de acuerdo a las Escrituras, y que podemos resumir así:

1.-     Jesucristo nos ha dado plena justificación, el acta contra nosotros está clavada en la cruz.
2.-     Jesucristo ha despojado a los principados y a las potestades de toda autoridad.
3.-     En obediencia a él y bajo su autoridad ministramos con efectividad. Lucas 10:19.

III.- NO HAY DOS CASOS IGUALES.

Hay grupos que hasta tienen ya clínicas para echar fuera a demonios y son muy dogmáticos en cuanto a que la gente tiene que toser para echar fuera al demonio, tiene que vomitar para echar fuera al demonio y tiene que recibir aun golpes para que los demonios salgan.

Son cada día más frecuentes los grupos que están trabajando así, no porque Dios haya traído revelación a sus vidas, sino porque han leído algún libro sin bases bíblicas que cuenta sus espectaculares anécdotas. “Hay comezón de oír” tal como lo afirma II Timoteo 4:3: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”

Tenemos algunos ejemplos, pero no pueden ser molde cerrado para todos los casos:

a)         Espumarajos y crujir de dientes. En
Marcos 9:14-27 tenemos un caso de endemoniados que a la hora de manifestación de los demonios echaba espumarajos por la boca y crujía los dientes. Dice así La Escritura: “Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. Y en seguida toda la gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. Él les preguntó: ¿Qué disputáis con ellos? Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro, traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él, les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad. Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó”
Pero no todos los endemoniados deben echar espumarajos por la boca.
b)      Herido y desnudo. En Lucas 8:27-35 tenemos un caso espectacular. Dice la Palabra: “ Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.). Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó. Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo”.
 Siempre que se habla de liberación, tenemos que considerar el caso del Gadareno, un endemoniado con características sui géneris. No hay dos casos iguales. De esta historia bíblica no podemos hacer una doctrina que diga que todos los endemoniados están heridos y andan desnudos.
Es posible que alguien que ha sido embrujado con yerbas tenga que vomitar al momento de ser liberado, pero de allí no podemos exigir que todos los que sean liberados tienen que vomitar.

IV.-   LA AUTORIDAD ESTA EN LA PALABRA.

No se necesita ni amarrar con lazos a los endemoniados, ni sujetarlos entre diez fisicoculturistas para ser liberados.

En Lucas 4:33-37 se describe el caso de un hombre que tenía un espíritu de demonio inmundo. Dice así la Palabra: “Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. Este, al ver a Jesús, lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. (Porque mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.) Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. Había allí un hato de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio permiso. Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó. Y los que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo.” Jesús lo liberó en la propia sinagoga.

Pero notemos en Lucas 4:35 dice que Jesús le dijo al demonio: "Cállate y sal de él”. ESO FUE TODO. No gritó muchas horas para asustar al demonio o para que éste le obedeciera. La autoridad del cristiano radica en su sujeción al Señor Jesús y no en sus gritos o  en sus fuerzas físicas.

CONCLUSIÓN

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