viernes, 21 de febrero de 2014

CRECIMIENTO ESPIRITUAL A LA SEMEJANZA DE CRISTO.


El Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez  y su esposa la
Apóstol Profra. Esther
Castro de Sánchez. Han compartido el ministerio
 por 43 años. 
A fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”    Efesios 4.12-13


PROPÓSITO DE ESTE BLOG:


Que evitemos el enanismo espiritual en nuestras iglesias. Que a cada persona que ganemos para Jesucristo o que sea traído por Dios a nuestras congregaciones, puedan experimentar un genuino crecimiento espiritual, hasta llegar a la estatura del varón perfecto.

INTRODUCCIÓN.
         Es asombroso el trabajo que realizan las enfermeras y trabajadoras sociales en una guardería. Hay que admirar su habilidad y su paciencia para tratar de atender a cada criatura que está en un establecimiento como éstos. Porque un bebé necesita cambio de pañales, y otro tiene frío. Uno llora por hambre y otro tiene un cólico. Un bebé vomitó, y el otro no para de llorar. Y el personal corre de un lugar a otro tratando de atender a todos. Es una guardería.
         Muchas veces, he llegado a congregaciones así. No hay cristianos maduros, únicamente bebés que requieren una atención unipersonal permanente, y el pastor es el “mil usos”. Es el predicador, es el director de alabanza, es el maestro en la escuela de discipulado, es el visitador de los enfermos, es el diácono, es el conserje, es el guardapuerta, es el mandadero, es el pintor, el carpintero, el fontanero de la iglesia. No hay alguien que ayude, no hay alguien capacitado para ayudar, No hay nadie que enseñe, nadie que predique, nadie que ministre con los dones del Espíritu Santo. ¿Se trata de un ejército? ¡No! Es una guardería.
1.- DEPENDEMOS DE LA GRACIA DE DIOS.
         La obra de Dios sólo puede hacerla Dios. Por eso exclama  Salmos 127:1: Si Jehová no EDIFICARE la casa, en vano trabajan los que la EDIFICAN; Si Jehová no guardare la ciudad, en vano vela la guardia”. Pero quizá la expresión bíblica más contundente es Eclesiastés 11:5 que dice: “Como tú no sabes cuál es el camino del viento, o cómo crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas”.


2.- SOMOS UN CUERPO.
         Los cinco ministerios de Efesios 4.11 deben ser los primeros en estar conscientes de que es la Iglesia de Jesucristo, somos un cuerpo. Y en un cuerpo cada miembro tiene funciones diferentes pero complementarias. Dice 1 Corintios 12:20: “Pero ahora son muchos los miembros, pero el CUERPO es uno solo”.
         Los ministerios deben estar vigilantes de que entre los discípulos de una iglesia local no haya desavenencias, sino que todos se amen y se apoyen mutuamente. Dice 1 Corintios 12:25: “para que no haya desavenencia en el CUERPO, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros”. Lo anterior produce un crecimiento sano de cada discípulo.
3.- PROFUNDIZAR EN LA PALABRA.
         Cuando eres un pastor y entiendes el alcance de las declaraciones bíblicas no puedes menos que asombrarte. Dice Oseas 4:6: “Mi pueblo fue destruido, porque LE FALTÓ conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos.” Aquí no dice que el pueblo no tuvo conocimiento, si tenía, pero no el conocimiento suficiente. ¡Qué triste realidad puede palparse en muchas de nuestras iglesias! Por eso el discipulado en nuestras iglesias no puede ser optativo. ¿Alguien quiere ser discípulo de nuestra iglesia? Que se sujete y curse todos los noveles de discipulado que nuestra iglesia ofrece. ¿De qué calidad era el discipulado de los primeros apóstoles en Jerusalén? Lo podemos saber con un solo versículo de la Biblia en Hechos 8.4: “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio.” Los apóstoles no enseñaban la Palabra a sus discípulos solo para entretenerlos con chistes y chascarrillos. Les enseñaban la Palabra con la finalidad de que ellos más adelante pudieran enseñarla a nuevos discípulos.
4.- QUE  LOS DISCÍPULOS  PARTICIPEN:
         Cuando mi hijo primogénito era un niño pequeño, un día al verme pintar la sala, vino y me dijo: “papá, yo pinto”, tomó la primera brocha que encontró la mojó en un bote de pintura de color diferente al que estaba usando en ese instante y salpicó lo que yo acababa de pintar. Y me preguntó: “¿Así papito?” y   le dije “Claro que sí mi hijito, así”
         Conozco ministerios maduros muy experimentados que nunca le darán una oportunidad a sus discípulos a que se equivoquen a que canten desentonados, a que digan al revés un versículo en el púlpito. Son tan perfeccionistas que castran la participación de sus discípulos.  Hermano, deja que tu niño salpique de otro color tus mensajes y tu obra perfecta de predicador. ¡Que crezcan nuestros discípulos!
5.- SANTIDAD DE  VIDA. Es clara la Palabra en Hebreos 12:14: “Seguid la paz con todos, y la SANTIDAD, sin la cual nadie verá al Señor”. Sin embargo, santidad no es un legalismo estéril, sino la manifestación de la vida de Jesucristo en nosotros en toda su dimensión. Los pastores debiéramos cuidar de que nuestros discípulos, realmente estén creciendo en santidad.

CONCLUSIÓN:
         En la medida en que un discípulo se involucra en la visión de su congregación, crece en responsabilidad, madura en ubicación y tiene hambre de crecer en el conocimiento de la Palabra. Las iglesias que crecen y se reproducen son iglesias que tienen apóstoles, profetas, evangelistas, pastores y maestros visionarios con la urgencia de que al llegar el relevo generacional no habrá crisis por falta de nuevos ministerios. Ve a una iglesia así, y encontrarás discípulos que están creciendo hacia la estatura del varón perfecto Cristo Jesús.
         Resulta altamente significativo lo que expresa del Señor Jesús el evangelista en  Lucas 2:52: “Y Jesús crecía en sabiduría y en ESTATURA, y en gracia para con Dios y los hombres”.
         Cierro este capítulo con la idea principal con que principié a escribir. Y por supuesto, es indiscutible la inspiración del Espíritu Santo en Efesios 4:13: “hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la ESTATURA de la plenitud de Cristo




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