lunes, 3 de marzo de 2014

LAS LENGUAS COMO ORACIÓN Y LAS LENGUAS COMO DON



Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez, ministrando el bautismo en el
Espíritu Santo en un culto general de la Comunidad Cristiana
Filadelfia en Gustavo A. Madero D. F. 
Versículo clave: Así que, hermanos, procurad profetizar y no impidáis hablar en lenguas, pero hágase todo decentemente y en orden I Corintios 14.19-20

Objetivo: Que cada discípulo sea establecido en la verdad bíblica de que hubo varios derramamientos del Espíritu Santo tanto entre judíos como entre gentiles, pero que la manifestación constante en cada derramamiento fue que los cristianos que recibían el bautismo en el Espíritu Santo hablan en lenguas. En ellos se manifestaba este maravilloso fenómeno espiritual que se ha dado en llamar glosolalia.

PROPÓSITO
Este capítulo es medular en el propósito de la presente obra. Ya que muy lamentablemente,  un sector  dentro de las iglesias evangélicas, siguen oponiéndose a la presente visitación del Señor. Y el   punto de desencanto para ellos el hecho de que quienes recibimos el bautismo en el Espíritu Santo, hablamos en lenguas. Y al ignorar que orar en lenguas y ejercer el diferente género de lenguas son dos bendiciones semejantes, pero diferentes, están más confundidos todavía. Pero tú, caro lector, en este capítulo encontrarás una claridad entre ambas manifestaciones del Espíritu, el hablar en otras lenguas como oración y el ejercer el don de diversos géneros de lenguas.

INTRODUCCIÓN
Seguramente que a mí me sucedió, lo que a miles y miles de cristianos. Al recibir el bautismo en el Espíritu Santo, pronto me encontré con cristianos que descalificaron mi experiencia “pentecostal” Y al abrumarme con argumentos contradictorios sobre las lenguas, llegó un momento en que no sabía que decirles acerca de la oración en lenguas y la manifestación del don de diversos géneros de lenguas.  Una noche de sábado, le rogué a Dios que me mostrara cómo explicar la distinción entre las lenguas como oración y las lenguas como don.

Y el Señor me habló. Tuve una visión, Vi las venas y las arterias de un cuerpo humano. Las venas son ascendentes hacia el corazón, y las venas descendientes hacia todo el organismo y me dijo el Señor: “En las venas corre sangre y en las arterias corre sangre. Pero la diferencia está en la dirección, Una es ascendente y otra descendente. Y me dijo el Señor, así son las lenguas. La oración es ascendente y el don es descendente.

DISTINCIÓN ENTRE SEÑAL INICIAL DE HABLAR EN LENGUAS  Y USO DEL DON DE  DIVERSOS GÉNEROS DE LENGUAS.
En este capítulo nos apoyaremos en lo que llevamos visto en los capítulos anteriores para establecer que: cada vez que hay un derramamiento del Espíritu Santo, la gente habla en otras lenguas, como una constante en el Libro de los Hechos. Así sucedió en Jerusalén en Hechos 2.4-6, en Cesarea, Hechos 10.44-45, y en Éfeso, Hechos 19.5-6.

Es muy probable, que cuando el Apóstol Pablo escribe su primera carta a los Corintios,  está trabajando en el establecimiento de la Iglesia en Éfeso. Por eso resulta doblemente significativo que al abordar el tema de la glosolalia, ponga unas normar, que desglosaremos en los segmentos siguientes de este capítulo, pero que anotamos aquí a guisa contraste entre lenguas como oración y lenguas como don.
Dice I Cor. 14.27-28: “Si habla alguno en lengua extraña, sea esto por dos, o a lo más tres, y por turno; y uno interprete. Y si no hay intérprete, calle en la iglesia, y hable para sí mismo y para Dios.”
¿Cómo podemos reforzar la tesis de que lenguas como oración es una cosa y lenguas como don es otra? Porque Pablo está en Éfeso ministrando,  se derrama el Espíritu Santo y todos hablan en lenguas, no hay interprete, no lo hacen por turno, y él no reprende a nadie en ese culto; entre tanto que, al escribir a los corintios pide que al manifestarse las lenguas (seguramente como don),  hablen a más dos o tres, que sea por turno y que haya intérprete.
LA SEÑAL INICIAL DE HABLAR EN LENGUAS ES PARA TODOS.
Lo anterior nos da suficiente base bíblica para sustentar que la señal inicial de  recibir el bautismo en el Espíritu Santo es hablar en otras lenguas.  Que esta señal es para todos. Ya hemos visto los casos de Jerusalén, Jope, Cesarea y Éfeso. Por eso es exegéticamente incorrecto escudarse en I Corintios 12.10-11 que dice: “A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere”
He escuchado a predicadores decir algo como esto: “Es claro que el Espíritu Santo reparte los dones como quiere, y a mí no me dio el don de lenguas.”  En medio de su desconocimiento de las Escrituras, dichas personas dicen una verdad a medias. Es probable que Dios no les haya dado el don de diversos géneros de lenguas, pero lo que no saben es que hablar en otras lenguas como señal inicial de haber recibido el bautismo en el Espíritu Santo es para ellos también.
Cuando decimos que es para todos, no podemos de allí concluir que quien no ha tenido la experiencia de hablar en otras lenguas, no está lleno del Espíritu Santo. De ninguna manera. Lo que aquí presentamos es un modelo bíblico. Pero no una regla inflexible, y menos para menospreciar a alguien que no haya tenido esta manifestación, o cuando menos que no la haya tenido hasta ahora.
LA SEÑAL INICIAL DE HABLAR EN LENGUAS NO REQUIERE INTERPRETE
Establezcamos de manera directa lo que antes, en este mismo capítulo ha quedado implícito: cuando estamos frente a la manifestación del Espíritu Santo llamada  oración en lenguas, no se requiere interpretación.

Recordemos que en la Biblia no hay contradicción, y por lo tanto entre Hechos 2.4-6, Hechos 10.44-45, Hechos 19-4-6 y I Corintios 14.27-28 NO HAY CONTRADICCIÓN.



LA SEÑAL INICIAL DE HABLAR EN LENGUAS NO REQUIERE QUE SE HAGA POR TURNO.

Con base en los mismos pasajes bíblicos del segmento anterior, podemos afirmar que orar en lenguas, no requiere que se haga por turno. De otro modo las iglesias de Jerusalén, Cesarea, Jope y Éfeso huyeran estado fuera de orden, lo cual no es así.

LA SEÑAL INICIAL DE HABLAR EN LENGUAS ES ASCENDENTE, ES ORACIÓN.
Si alguien me pregunta ¿Qué dirección tiene la señal inicial de hablar en otras lenguas? La respuesta es categórica y clara. Su dirección es ascendente.

Porque la oración ascendente, no está sujeta a las normas para el uso del don de diverso género de lenguas:
1)         No necesita interprete porque Dios conoce todos los idiomas, celestiales y terrenales
2)       No necesita ser por turno, porque Dios tiene la capacidad de entendernos a todos los cristianos del mundo a la vez.
3)      No tienen que ser sólo dos o tres, porque Dios es Omnipotente y puede escuchar  a millones y millones a la vez.
Por otro lado, tenemos la reglamentación establecida en I Corintios 14, para el uso correcto de las lenguas como don. Pasemos a revisar a groso modo dicha reglamentación: 
El uso del don de diversos géneros de lenguas tiene que ejercitarse junto con el don de interpretación de lenguas, porque solo así se cumple su objetivo. ¿Por qué?
Porque cuando se hace uso del diverso genero de lenguas, su dirección es descendente. Esto es, surge un mensaje en el corazón de Dios, quien usa a un siervo lleno del Espíritu para dar dicho mensaje en lenguas, pero si el mensaje no tiene interpretación, no cumple su objetivo.
Lenguas más interpretación igual a profecía. Alguien se preguntará: ¿Y para que lenguas e interpretación si hay profecía? Estos dos dones son un símbolo  de la interdependencia que debemos reconocer todos los santos.
Ahora si vemos claramente el por qué cuando hacemos uso de diversos géneros de lenguas, se requiere:
1)      Que sea a lo más dos o tres.
2)      Que haya interprete.
3)      Que sea por turno.

LA LENGUA SÍMBOLO DE TOTAL RENDICIÓN
Es oportuno afirmar aquí que, la lengua es un miembro que nadie puede dominar. Dice Santiago 3.3-8: “He aquí nosotros ponemos freno en la boca de los caballos para que nos obedezcan, y dirigimos así todo su cuerpo. Mirad también las naves; aunque tan grandes, y llevadas de impetuosos vientos, son gobernadas con un muy pequeño timón por donde el que las gobierna quiere.  Así también la lengua es un miembro pequeño, pero se jacta de grandes cosas. He aquí,  ¡cuán grande bosque enciende un pequeño fuego! Y la lengua es un fuego, un mundo de maldad. La lengua está puesta entre nuestros miembros, y contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el infierno. Porque toda naturaleza de bestias, y de aves, y de serpientes, y de seres del mar, se doma y ha sido domada por la naturaleza humana; pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal”
Y resulta altamente significativo que al recibir el bautismo en el Espíritu Santo, experimentamos una rendición total a Dios. Y que Él tome control de nuestra lengua, es la bendición más extraordinaria que puede acontecernos. Así que  tener esta experiencia de ser bautizados en el Espíritu Santo con la señal inicial de hablar en otras lenguas tiene una importancia mayor de la que se le quiere atribuir por quienes no han tenido esta bendición, la bendición de ser bautizados en el Espíritu Santo.
NADIE PUEDE IMPEDIR HABLAR EN LENGUAS
Finalmente, con frecuencia sabemos de congregaciones en donde alguien habla en lenguas y el pastor o los oficiales de la congregación se lo prohíben abiertamente.
Al respecto I Corintios 14.39.40 dice: Así que, hermanos, procurad profetizar, y no impidáis el hablar lenguas; pero hágase todo decentemente y con orden.”  He sustentado durante los últimos 38 años de mi ministerio que si algún cristiano es coartado en su libertad de orar en lenguas en su congregación que  ha llegado el momento de salir de allí y pedir a Dios que le guíe a tener un hogar espiritual donde pueda ser equipado. Porque una iglesia que prohíbe hablar en lenguas está en abierta contraposición de la Palabra de Dios.

CONCLUSIÓN
Para el autor, este capítulo es medular en la presente obra. Miles de cristianos sinceros encontrarán en este capítulo, la respuesta antes no hallada a varias de sus preguntas y dudas. Ahora tenemos claro en nuestra mente y en nuestro corazón que orar en lenguas y hacer uso del don de diferente género de lenguas son dos experiencias parecidas, pero diferentes, que la primera está al alcance de todos y la segunda al alcance de algunos, como el Espíritu Santo quiere.



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