Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez, con su esposa Esther el día de la boda de su hijo menor Joel Obed, junto a él. |
El Clímax del poder papal en la Edad Media
llegó de manera inesperada, cuando el obispo de Roma se veía acechado por los
pueblos bárbaros que irrumpieron en el Occidente. Luego, vino una crisis moral que duró siglos hasta la Reforma en que la herida de la bestia era como de muerte. Pero todos los esfuerzos políticos y diplomáticos que la Sede Romana (Que no "santa sede") hace, se encaminan claramente al cumplimiento de las profecías.
Ahora hagamos un breve repaso de la historia del papado medieval.
Cada día el papa romano va perfilándose como el Anticristo que dominará a la humanidad en tiempo de la Grande Tribulación. Y aún el esfuerzo de los protestantes ecuménicos abona a la precipitación es esos cumplimientos proféticos.
Tal
vez, Federico Barbarroja(1152-1190) sea el mejor ejemplo de hasta donde llegó
el poder de Roma sobre las naciones emergentes de Europa.
Federico
Barbarroja
Al
subir al trono papal Alejandro III (1159-1181) Federico Barbarroja fue
humillado de una manera insólita. En 1176, Federico fue derrotado por la liga
lombarda de ciudades italianas. Federico tuvo que arrodillarse a los pies de
Alejandro III y besarle los pies para que éste le reconociera como emperador de
Alemania. El papado había impuesto supremacía. La profecía de Apoc. 17:18 que
dice: “Y la mujer que has visto es la gran
ciudad que reina sobre reyes de
la tierra...”, principiaba a tener su cumplimiento.
Papa
Inocencio III
Con
el Papa Inocencio III (1198-1216) el papado romano logra su clímax de
dominio. Federico Barbarroja murió en
una cruzada, le sucedió su hijo Enrique IV, pero la muerte prematura de Enrique
fue aprovechada por Inocencio III, ya
que había dos partido en Alemania; uno con Felipe de Suabia y otra con Otón de
Brunswick.
De
Otón adquirió grandes concesiones en Italia y Alemania, pero cuando Felipe fue
adquiriendo más poder consiguió de éste
que las pretensiones de su rival
sería sometida a un tribunal dominado por el papado. Al morir asesinado Felipe
en 1208, el papa Inocencio III coronó emperador a Otón a cambio de que éste le
concediera al papado, tener el derecho
de nombrar a los obispos alemanes.
Pero
¿Cómo se origina el fenómeno de que el obispo de Roma corona a los emperadores?
Todo principia con Carlomagno en los días del papa León III.
Carlo Magno. |
Papa
León III
Carlo
Magno, nació el 2 de abril de 747; fue hijo del rey franco Pipino el Breve. No
se conoce con certeza el lugar de su nacimiento. Desde el año 754 comienza a acompañar a su
padre en diversas campañas militares, como la conquista de Aquitania y la
invasión de Italia en apoyo del papa Esteban II frente a los lombardos.
A
la muerte de Pipino el Breve en el año 768, el reino franco es repartido entre
sus hijos: Carlo Magno pasa a reinar sobre los territorios de Neustria,
Austrasia y el occidente de Aquitania; en tanto que su hermano Carlomán lo hace
sobre Borgoña, Provenza y el oriente de Aquitania.
En
770,Carlomagno se casa con la hija del rey Lombardo Desiderio en 770.
Al
morir Carlomán, en el 771, Carlomagno se apodera de los dominios de aquél y
contrae nuevas nupcias con Hildegard, habiendo repudiado a la hija de
Desiderio.
A
Carlomagno le llega una oportunidad de fama y poder en 772, cuando el papa
Adriano I solicita su ayuda frente a los lombardos. En el 774 derrota a Desiderio y se convierte
en rey de los lombardos. El papa Adriano I lo declara 'protector de Roma'.
Uno
de los aspectos trascendentes del reinado de Carlomagno es el inicio de la
conquista de los sajones, imponiéndoles la religión católico-romana en 775.
Otra
gran hazaña de Carlomagno fue, el haber combatido a los musulmanes en la
Peninsula Ibérica desde 778: En un principio tuvo que retirarse derrotado sin lograr tomar Zaragoza
y con su retaguardia destruida en Roncesvalles pero años después gracias a su
paladín
Guillermo de Tolosa creó el territorio
fronterizo denominado Marca Hispánica.
Eurico,
el territorio avaro. Convirtió a Aquisgrán en la capital de su Imperio y
estableció definitivamente en ella a su corte, después de emplearla como tal.
Coronación
de Carlomagno por el papa León III
En
el año 800, el Papa León III lo corona en Roma emperador de los romanos.
Carlomagno continuó la política de su padre Pipino el Breve de alianza y
defensa del Papado. En el caso de Carlomagno, a las razones políticas para ello
se agregaba su auténtico convencimiento sobre las bondades de un Imperio
cristiano en el cual el Emperador y el Papa colaboraban mutuamente. Todavía
joven y algo inexperto en sus relaciones con el astuto Papa Adriano I, con su
sucesor León III Carlomagno estableció naturalmente la supremacía del Emperador
sobre el Papa.
En
el caso de Adriano I, Carlomagno lo sostuvo frente a los lombardos. Extasiado
el Rey de los Francos con la contemplación de Roma y sus iglesias y reliquias,
el habilísimo Adriano, haciendo uso del falso y famoso documento conocido como
la "Donación de Constantino", lo indujo a entregar en teoría al
Papado dos tercios de Italia. No obstante, la entrega de todos los territorios supuesta mente prometidos nunca se efectivizó y Adriano debió contentarse con
una parte, la correspondiente a la Donación de Pipino que coincidiera con el
nacimiento de los Estados Pontificios. Debe destacarse que las relaciones entre
Carlomagno y Adriano I fueron siempre buenas y mutuamente provechosas pues se
trataba de dos personalidades destacadas cuyos fines, en el fondo, eran
complementarios y ellos supieron reconocerlo.
Debemos
destacar que la relación entre el Papa y el Emperador contribuyó a acrecentar
grandemente el prestigio del Papado. En efecto, esta relación fue clave para
acelerar enormemente el lento proceso -duró siglos- que paulatinamente fue
convirtiendo al Papa, de su rol original de Obispo de Roma casi en igualdad de
condiciones con los obispos de otras diócesis importantes e incluso inferior al
Patriarca de Constantinopla, en jefe de la cristiandad.
A
la muerte de Adriano I, su sucesor, León III, enfrentó una rebelión de las
familias aristocráticas de Roma y fue depuesto. Apeló a Carlomagno, quien se
apersonó en Roma con un ejército y presidió un sínodo que actuó como Juez del
Papa, ya que sus detractores acusaban a León III de adulterio y de perjurio. El
sínodo dio por bueno el juramento de León III de que era inocente de los cargos
y lo absolvió, devolviéndole la tiara pontificia.
Lo
importante de este hecho más allá de lo anecdótico es su simbología: Carlomagno
actuó como Juez del Papa. Con ello, estableció la supremacía del Emperador. No
obstante, al recibir la corona del Imperio de manos del Pontífice.
Carlomagno,
personalidad extraordinaria, impuso su autoridad protectora sobre el papado, en
una relación mutuamente beneficiosa.
Eginardo
consignó después que Carlomagno no hubiera concurrido ese día a la basílica de
San Pedro de haber sabido lo que se proponía a hacer León III; es obvio que
Carlomagno estaba de acuerdo con su coronación como Emperador pero tal vez
hubiera objetado que fuera el Papa y no él mismo quien pusiera la corona sobre
su cabeza- se generó un peligroso antecedente que más adelante tendría
consecuencias catastróficas para la dignidad imperial, entregada como fue
tiempo después a meros reyezuelos por una serie de débiles y corruptos papas,
hasta que Otón I la rescató bajo el nombre de Sacro Imperio Romano Germánico de
la ignominia en que había caído.
Carlomagno
sentía verdadero interés por los temas religiosos y hasta se permitió
intervenir y, más aún, decidir sobre ellos. Frente al movimiento iconoclasta
que dividía a los teólogos, por un error de traducción, Carlomagno interpretó
que Adriano I apoyaba la tesis iconoclasta -en realidad era exactamente al
revés. Frente a ello, convocó un concilio en Frankfurt, cuyas conclusiones
aprobaron la veneración de las imágenes, a resultas de lo cual Carlomagno hizo
poner por escrito las conclusiones de su concilio en los Libros Carolingios.
A
posteriori, Carlomagno intervino a favor de establecer que el Espíritu Santo
provenía del Padre y del Hijo y no sólo del Padre, otra discusión teológica que
por entonces se había suscitado. El Papa León III no pudo menos que coincidir
con esta conclusión que fue la que finalmente se impuso.
Carlos V |
Conclusión
Imperio
y Papado, dejando a un lado su mutua colaboración, iniciarán -tímidamente al
principio, abiertamente después- una lucha -con treguas intermedias- que
consumirá las energías de ambos y culminará en el agotamiento del Imperio y el
debilitamiento del poder temporal del Papado.
En
812, el Emperador de Oriente (bizantino) Miguel I lo reconoce como emperador de
Occidente; en 813 designa a su hijo Luis sucesor suyo y lo corona
personalmente; fallece el 28 de enero de 814 en Aquisgrán y es enterrado en la
Catedral de esa ciudad.
Todavía
en los días de la Reforma, el Sacro Imperio Romano tenía vigencia con Carlos V
de Alemania. Y todavía era muy útil a los intereses papales.
Así
que, desde entonces, el Sacro Imperio, se mantuvo como la entidad predominante
en Europa central durante casi un milenio y hasta su disolución en 1806 por
Napoleón I.
Y
el sueño del alto clero es volver a tener esta misma hegemonía sobre las
naciones. Lo cual por ahora es imposible.
SIN EMBARGO TENGAMOS CUIDADO CON LOS TENTÁCULOS DE LOS JESUITAS QUE SE HAN EMPODERADO DEL VATICANO.
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