Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez y sus hijos la Lic. Brenda Esther y el Profeta Lic. Joel Obed alabando al Señor en un congreso. |
Al
abrir nuestro calendario cada año, tenemos en primer término el mes de enero.
Pocos sabemos que el origen del nombre de ese mes viene dejanuarius, que
significa puerta. Fue dedicado a Jano, el dios que inventó las puertas y
guardaba las llaves. Además, tenía dos caras con las que miraba simultáneamente
al pasado y al futuro. Jano presidía todo lo que se abre y se cierra: puertas
de una casa o de la ciudad, faenas, combates, años, etc., y por eso sus
símbolos eran una llave y un báculo, que ahora usa el Papa romano (bastón de
viajero) con los que controlaba y protegía la ciudad.
Como
Jano era el dios de todo lo que comienza, los romanos lo invocaban inclusive
antes que al mismo Júpiter, y al levantarse rezaban la oración Ianus Matutinus.
Por eso le dedicaron el primer mes del año, Ianuarius, y las Calendas (primer
día del mes) de enero eran las más alegres de Roma.
Junto
a las diez mil contradicciones con las
cuales el sistema católico romano estaba plagado, los papas, como el antiguo
dios Janos, empezaron a declararse infalibles. nada más ridículo y contrario a
la realidad histórica. para quienes tenemos un poco de inteligencia, la idea de
la infalibilidad papal, es completamente absurda. La mayoría de los papas han
declarado ser infalibles, al menos en su doctrina, aunque no en integridad y
moral. Es una contradicción que no
pueden resolver los curas. A pesar de lo
contradictorio de esta situación, la infalibilidad papal fue declarada dogma en
1870.
El
autor de esta doctrina de la infalibilidad fue Pío IX (1846-78). Beato Pío IX
(Senigallia, Marca de Ancona, Estados de la Iglesia, actual Italia, 13 de mayo
de 1792 - Roma, 7 de febrero de 1878), Papa desde 1846 a 1878 y último soberano
temporal de los Estados de la Iglesia. Su pontificado de 31 años y medio fue el
más largo de la historia de la Iglesia. El cónclave que siguió a la muerte de
Gregorio XVI tuvo lugar en un momento de ambiente político inestable en Italia.
Esto motivó que varios cardenales extranjeros decidieran no asistir a él. A su
comienzo, sólo estaban presentes 46 de los 62 cardenales.
¿Cómo
fue elegido Papa? Este cónclave se celebró en el palacio del Quirinal de Roma,
que entonces era la residencia pontificia, y fue escenario de una división
entre conservadores y liberales.
Los conservadores dieron su apoyó a Luigi Lambruschini, cardenal obispo
de Sabina y secretario de Estado del papa Gregorio XVI. Pero los liberales
apoyaban alternativamente a dos candidatos: a Tommaso Pasquale Gizzi, cardenal
del título de Santa Pudenziana y antiguo nuncio apostólico el reino de Cerdeña,
y al cardenal Mastai Ferretti. En la primera votación, Mastai Ferretti obtuvo
quince votos y los demás votos fueron para Lambruschini y Gizzi. Muchos
pensaban que si Lambruschini no resultaba elegido, lo sería Gizzi con toda
probabilidad.
Papa Formoso, que fue exhumado para ser juzgado por "su santidad Esteban; acérrimo enemigo de un hombre que en vida fue considerado ecuánime. Pero |
Llegado
el cónclave a un punto muerto a causa del desacuerdo, los liberales y moderados
decidieron votar por Mastai Ferretti, una decisión que fue contraria al sentir
de buena parte de los gobiernos de Europa. El segundo día del cónclave, el 16
de junio de 1846, Mastai Ferretti fue elegido papa con una mayoría de 36 votos,
mientras que Lambruschini sólo obtuvo diez; Gizzi no recibió ningún voto. Dado
que era de noche, no se realizó ningún anuncio formal, exceptuando la fumata
blanca. Muchos católicos asumieron que Gizzi había sido escogido como sucesor
de Gregorio XVI. De hecho, empezó a haber celebraciones en su ciudad natal,
Ceccano, y sus ayudantes, de acuerdo con una antigua tradición, quemaron sus
vestiduras cardenalicias.
A
la mañana siguiente, se anunció la elección del cardenal Mastai Ferretti ante
lo que debió ser una sorprendida multitud de católicos. Por supuesto, cuando el
nuevo papa apareció en el balcón, el clima fue de júbilo. Mastai Ferretti
escogió el nombre de Pío IX en honor de Pío VII. A las pocas horas de su
elección llegó a Roma Karl Kajetan Gaisruck, cardenal del título de San Marco y
arzobispo de Milán, que llevaba el veto (esto es, la anulación de esta elección
papal), del emperador Fernando I de
Austria-Hungría a la elección de Mastai Ferretti, pero llegó tarde, los hechos ya se habían consumado.
Pío
IX fue coronado el 21 de junio por el cardenal Ludovico Gazzoli, protodiácono
de San Eustachio. Inmediatamente nombró a Gizzi secretario de Estado. Los
liberales europeos aplaudieron su elección como Sumo Pontífice, pero los
conservadores estaban frustrados.
Sin
embargo, él no era un ejemplo que
acreditara su pretensión de ser infalible -al menos no en su práctica- pues
éste tenía varias mozas (tres de ellas monjas) de las cuales tuvo hijos. Sin
embargo la religión católica romana lo ha declarado beato, esto es, a un paso
de ser elevado a los altares. Y como en todo lo católico romano hay
contradicción. Mientras Pío IX era “Papa”, era el “Santo Padre”, muerto ya no
es “santo” apenas llega a “Beato”
Tampoco
su antecesor, el papa Gregario XVI (1831-1846), fue mejor pues es conocido como
uno de los más grandes borrachos de Italia y también tenía numerosas mujeres;
una de ellas, la esposa de su barbero.
Conociendo
la historia de los papas, varios obispos católicos se opusieron a declarar la
doctrina de la infalibilidad papal como dogma en el Concilio Vaticano I de
1870. En sus discursos, un gran
número de ellos mencionó la
contradicción entre semejante doctrina y la conocida inmoralidad de
muchos papas. Uno de estos discursos fue pronunciado por el obispo José
Strossmayer. En su argumento contra el edicto de la «infalibilidad» como dogma,
mencionó cómo algunos de los papas se habían puesto en contra de otros papas,
cómo se contradijeron unos a otros e hizo una mención especial de cómo el papa
Esteban llevó al papa Formoso a juicio.
La
famosa historia de un papa llevado a juicio ante otro papa es algo horrendo
¡puesto que el papa Formoso había muerto hacía ocho meses! Sin embargo, su
cadáver fue desenterrado de su tumba y llevado a juicio por el papa Esteban. El
cadáver, putrefacto, fue desenterrado y situado sobre un trono. Allí, ante un
grupo de obispos y cardenales lo ataviaron con ricas vestimentas del papado, se
puso una corona sobre su calavera y el cetro del Santo Oficio colocado en los
cadavéricos dedos de su mano. Mientras se celebró el juicio, el hedor del
muerto llenaba la sala. El papa Esteban, adelantándose hacia el cadáver, lo
interrogó. Claro está, no obtuvo respuesta a los cargos y el papa difunto fue
sentenciado como culpable de todas las acusaciones. Entonces le fueron quitadas
las vestimentas papales, (O sea, lo degradaron para que ya no fuera reconocido
más como un Papa; pero en la lista oficial de los papas sigue apareciendo como
tal) le arrebataron la corona y le mutilaron los tres dedos que había usado
para dar la bendición papal. Después arrastraron el cadáver putrefacto, atado a
una carroza, por las calles de la ciudad. El cuerpo fue más tarde lanzado al
río Tíber.
Acciones
contradictorias como ésta, por luchas entre papas, ciertamente no apoyan la
infalibilidad; sin embargo, no se detiene ahí la historia, pues después de la
muerte del papa Esteban, el siguiente papa romano rehabilitó la memoria de
Formoso y lo mismo hizo más tarde el papa Juan X, lo que desacredita y
ridiculiza aún más el dogma de la infalibilidad papal. El hecho es que ni en
doctrina, ni en práctica, han sido los papas infalibles. Notemos unas cuantas
de las cientos de contradicciones que desmienten esta doctrina:
Después
de su muerte, el papa Honorio I fue acusado como hereje por el Sexto Concilio
Ecuménico III De Constantinopla. (680-681). El papa León confirmó su
condenación. Si los papas fueran infalibles, ¿cómo puede uno condenar al otro?
El
papa Virgilio, después de condenar varios libros, retiró su condena; luego los
volvió a condenar y una vez más volvió a retirar la condena, para más tarde
volverlos a condenar. ¿Hay infalibilidad en esta actitud?
El
duelo fue autorizado por el papa Eugenio III (1145-1153). Pero más tarde, el
papa Julio II (1509) Y Pío IV (1506) lo prohibieron.
En
el siglo XI, había tres papas rivales al mismo tiempo. Todos éstos fueron
depuestos por el concilio convocado por el emperador Enrique III. Más tarde,
durante el mismo siglo, Clemente III se opuso a Víctor III e incluso a Urbano
II ¿Cómo podían ser los papas infalibles cuando se oponían el uno al otro?
Vino
luego el gran caos, en 1378, que duró 50 años, cuando los italianos eligieron a
Urbano IV y los cardenales franceses escogieron a Clemente VII. Estos papas se
maldijeron año tras año hasta que un concilio depuso a ambos y escogieron a
otro.
El
papa Sixto V hizo preparar una versión de la Biblia, la cual declaró como
auténtica y muy fiel; pero dos años más tarde, Clemente VIII declaró que estaba
llena de errores y ordenó hacer otra.
Gregorio
I rechazó el título de «obispo universal» por considerarlo pagano, «profano,
supersticioso, orgulloso e inventado por el primer apóstata» Aún así, a través
de los siglos, otros papas han reclamado este título. ¿Cómo podemos decir que
los papas son «infalibles» al definir la doctrina, si se contradicen
directamente entre sí?
El
papa Adriano 11 (867-872) declaró el matrimonio civil como válido, pero el papa
Pío VII (1800- 1823) lo condenó como no válido.
El
papa Eugenio IV (1431-1447) condenó a Juana de Arco a ser quemada por bruja.
Más tarde, en 1919, Benedicto IV la declaró santa. ¿Puede esto ser
infalibilidad papal?
¿Cómo
pueden ser los papas infalibles cuando un gran número de ellos han negado tal
doctrina? Virgilio Inocencio III, Clemente IV, Gregorio XI, Adriano VI y Paulo
IV, todos rechazaron la doctrina de la infalibilidad papal ¿Podría ser un papa
infalible y no saberlo? ¡Qué inconsistencia!
Considerando
la gran inmoralidad, bandidaje y contradicción que ha existido en las vidas de
muchos de los papas, podemos ver claramente cuán blasfemas son sus
declaraciones acerca de sí mismos. Los papas han tomado títulos tales como
«Santísimo Señor», «Jefe de la Iglesia Mundial», «Pontífice Soberano de
Obispos», «Sacerdote Supremo», «La boca de Jesucristo», «Vicario de Cristo» y
otros más. El papa León XIII, el 20 de junio de 1894, declaró: «Ocupamos en la
tierra el lugar de Dios Todopoderoso». Durante el Concilio Vaticano de 1870, el
9 de enero, fue proclamado: «El Papa es Cristo en oficio, Cristo en jurisdicción
y poder... nos postramos ante tu voz, oh, Pío, como la voz de Cristo, el Dios
de la verdad. Al afianzamos en ti, nos afianzamos en Cristo».
Pero
el esquema histórico que hemos visto claramente denota que el Papano es «Cristo
en oficio» o en ninguna otra forma. Debemos comparar a ambos -a Cristo y al
Papa- y tenemos clara evidencia de que no hay similitud alguna; al contrario,
¡sonopuestos!
El
Papa porta una costosa corona, cubierta de joyas. La corona de tres plantas se
dice que tiene un valor de 1.300.000 dólares. ¡Qué contraste con nuestro Señor
Jesucristo quien durante su vida terrenal no tuvo corona, excepto una de
espinas.
El
Papa es constantemente atendido por sirvientes. ¡Qué contraste con el Nazareno
quien no vino a que le sirvieran sino a servir!
El
Papa tiene un palacio de lujo y riquezas extremas que hacen un marcado
contraste con el Señor Jesús, quien no tuvo sitio dónde poner su cabeza.
Los
papas vestidos en trajes elaborados y costosos, diseñados al estilo de los
emperadores romanos de los días paganos, representan un orgullo y vanidad que
contrasta con nuestro Salvador, quien vistió el traje de un carpintero.
Además
de las muchas contradicciones con las cuales el sistema romano estaba plagado,
los papas, como el antiguo dios Janos, empezaron a declararse infalibles. Pero
como veremos es una idea completamente absurda. Aun así, la mayoría de los
papas han declarado ser infalibles, al menos en su doctrina, aunque no en
integridad moral. Esta clase de razonamiento presentaba varios problemas. El
pueblo, naturalmente, preguntaba: ¿Cómo pueden ser los papas infalibles al
dictar la doctrina y tan inmorales en la práctica? A pesar de lo contradictorio
de esta situación, la infalibilidad papal fue declarada dogma en 1870. El autor
de la doctrina de la infalibilidad papal fue Pio IX (1846-78). Pero él,
ciertamente, no era un ejemplo que acreditara su pretensión--al menos no en su
práctica--pues éste tenía varias mozas (tres de ellas monjas) de las cuales
tuvo hijos. Tampoco su antecesor, el papa Gregorio XVI (1831-46), fue mejor
pues es conocido como una de los más grandes borrachos de Italia y también
tenía numerosas mujeres; una de ellas, la esposa de su barbero. Conociendo la
historia de los papas, varios obispos católicos se opusieron a declarar la
doctrina de la infalibilidad papal como dogma en el Concilio de 1870. En sus
discursos un gran número de ellos mencionó la aparente contradicción entre
semejante doctrina y la conocida inmoralidad de algunos papas. Uno de estos
discursos fue pronunciado por el obispo José Strossmayer. En su argumento
contra el edicto de la "infalibilidad" como dogma, mencionó cómo
algunos papas se habían puesto en contra de otros papas, cómo se contradijeron
unos a otros e hizo una mención especial de cómo el papa Esteban llevó al papa
Formoso a juicio. La famosa historia de un papa llevado a juicio ante otro papa
es algo horrendo ¡puesto que el papa Formoso había muerto hacía ocho meses! Sin
embargo, su cadáver fue desenterrado de su tumba y llevado a juicio por el papa
Esteban. El cadáver, putrefacto, fue desenterrado y situado en un trono. Allí,
ante un grupo de obispos y cardenales lo ataviaron con ricas vestimentas del
papado, se puso una corona sobre su calavera y el cetro de su Santo Oficio
colocado en los cadavéricos dedos de su mano. Mientras se celebró el juicio, el
hedor del muerto llenaba la sala. El papa Esteban, adelantándose hacia el
cadáver, lo interrogó. Claro está, no obtuvo respuesta de los cargos y el papa
difunto fue sentenciado como culpable de todas las acusaciones. Entonces le
fueron quitadas las vestimentas papales, le arrebataron la corona y le
mutilaron los tres dedos que había usado para dar bendición papal. Después
arrastraron el cadáver putrefacto, atado a una carroza, por las calles de la
ciudad. El cuerpo fue más tarde lanzado al río Tiber. Acciones contradictorias
como ésta, por luchas entre papas, ciertamente no apoyan la infalibilidad; sin
embargo, no se detiene ahí la historia, pues después de la muerte del papa
Esteban, el siguiente papa romano rehabilitó la memoria de Formoso y lo hizo
más tarde el papa Juan X, lo que desacredita y ridiculiza aún más el dogma de
la infalibilidad papal. El hecho es que ni en doctrina, ni en práctica, han
sido los papas infalibles. Notemos unas cuantas de las cientos de
contradicciones que desmienten esta doctrina. Después de su muerte, el papa
Honorio I fue acusado como hereje por el Sexto Concilio, en el año 680. El papa
León confirmó su condenación. Si los papas fueran infalibles, ¿cómo puede uno
condenar al otro? El papa Virgilio, después de condenar varios libros, retiró
su condena; luego los volvió a condenar y una vez más retiró la condena, para
más tarde volverlos a condenar. ¿Hay infalibilidad en esta actitud? En el siglo
XI, había tres papas rivales al mismo tiempo. Todos éstos fueron depuestos por
el concilio convocado por el emperador Enrique III. Más tarde, durante el mismo
siglo, Clemente III se opuso a Víctor III e incluso a Urbano II. ¿Cómo podían
los papas ser infalibles cuando se oponían el una al otro? Vino luego el gran
caos, en 1378, que duró 50 años, cuando los italianos eligieron a Urbano IV y
los cardenales franceses escogieron a Clemente VIII. Estos papas se maldijeron
año tras año hasta que un concilio depuso a ambos y escogieron a otro. El papa
Sixto V hizo preparar una versión de la Biblia, la cual declaró como auténtica
y muy fiel; pero dos años más tarde, Clemente VIII declaró que estaba llena de
errores y ordenó hacer otra. Gregorio I rechazó el título de "obispo
universal" por considerarlo pagano, "profano, supersticioso,
orgulloso e inventado por el primer apóstata". Aún así, a través de los
siglos, otros papas han reclamado este título. ¿Cómo podemos decir que los
papas son infalibles al definir la doctrina, si se contradicen directamente
entre si? El papa Adriano II declaró el matrimonio civil como válido, pero el
papa Pio VII (1800-1823) lo condenó como no válido. ¿Cómo pueden ser infalibles
los papas cuando un gran número de ellos han negado tal doctrina? Virgilio
Inocencio III, Clemente IV, Gregorio XI, Adriano VI y Paulo IV, todos
rechazaron la doctrina de la "infalibilidad papal". ¿Podría ser un
papa infalible y no saberlo?
Tú
valioso lector: ¿qué opinas? El
Financiero del lunes 11 de febrero de 2008 en la Cd. de México en su página 49
dice: “A ver, su antecesor, Juan Pablo II dijo que el cielo no es un lugar
físico entre las nubes, el infierno tampoco es un lugar, sino la situación de
quien se aparta de Dios. Sin embargo, ahora al inicio de la cuaresma; Joseph
Ratzinger aseguró que el infierno existe, es real y es eterno, y agregó que no
está vacío. Um, señalan, como que dan ganas de decirles: ¡Organícense! ¿existe
o no?”
¿Cómo
una Minoría Venció a la mayoría en el Concilio vaticano I?La doctrina de la
"infalibilidad papal" era el sostén final y desesperado que Pío IX
esperaba que apoyaría la estructura decrépita del dominio católico romano sobre
los gobiernos del mundo y sus ciudadanos. Para establecer este dogma de una vez
por todas, el Papa convocó al Concilio Vaticano I, el 8 de diciembre de 1869.
Conociendo
la historia de los papas, varios obispos católicos se opusieron a declarar
dicha doctrina como dogma en el concilio de 1870. En sus discursos, un gran
número de ellos mencionó la aparente contradicción entre semejante doctrina y
la conocida inmoralidad de algunos papas o el hecho de que se hayan puesto unos
contra otros, en especial el caso del Papa Esteban VII (896-897) que llevó al
Papa Formoso (891-896) a juicio en el año 896.
Antes
de que Pio IX abriera el Concilio Vaticano I, el 8 de diciembre de 1869, la
oposición a la infalibilidad papal (que ahora todos sabían que el Papa trataba
de impulsar a través del Concilio) había aumentado hasta alcanzar proporciones
enormes entre los obispos y miembros laicos en general.
Los
que estaban a favor de la infalibilidad, cuando comenzó el Concilio, eran una
minoría. Sin embargo, tenían un plan concreto de acción para tomar el control
de las posiciones claves en la burocracia del Concilio y de los medios
noticiosos de la Iglesia. En esto fueron ayudados por el Papa, la mayoría de la
curia y los Jesuitas. Para ganar votos, este grupo de presión "no se
acobardó de las intrigas, las promesas y las amenazas" (August Bernhard
Hasler, How the Pope Became Infallible (Doubleday & Co. Inc., 1981 - Pag.
64).
El
chargé d'affaires inglés a la Santa Sede comentó que las preparaciones para
hacer pasar a la fuerza la infalibilidad se habían organizado tan bien que :
"...los obispos extranjeros hallaron que era perfectamente imposible
expresar libremente sus opiniones. Van a recibir una sorpresa desagradable
cuando se vean obligados a sancionar algo que ellos en realidad quieren
condenar." (Ibid., pp. 66-67)
Gran
parte de lo que sabemos de la intriga detrás de los bastidores y de la
conclusión deshonesta del Concilio Vaticano I es debido a la obra del
historiador y erudito suizo August Bernhard Hasler. Durante sus cinco años en
el Secretariado para Unidad Cristiana del Vaticano, Hasler tenía acceso a los
archivos secretos del Vaticano. De las cosas que se enteró acerca del Concilio
Vaticano I fueron tan per turbantes ("Todo el asunto resultó en una clara
manipulación del Concilio") que se sintió impulsado a escribir la obra
"Cómo el Papa se volvió infalible". Hasler sufrió una "muerte
prematura" inmediatamente después que terminara el manuscrito. Por haber
escrito la introducción del libro, el teólogo católico Hans Küng fue
"despojado de sus privilegios de enseñanza eclesiástica".
¿En
Qué Consiste el Dogma de la Infalibilidad Papal? .
Vaticano
I. 1869-1870.
Contra
el racionalismo y el galicanismo, es una tendencia que concedía al Papa, la
parte más importante de las decisiones en materia de fe, pero sostenían que
estas se hacían infalibles sólo si las aceptaba la Iglesia, es decir, el
Concilio. Tuvo que definir solemnemente la infalibilidad Pontificia como dogma
de fe, cuando habla "Ex Cathedra". Esto es cuando en calidad de
pastor y maestro de todos los cristianos, y haciendo uso de su suprema
autoridad apostólica define una doctrina sobre la fe y las costumbres.
Esto
sucede cuando:
a)
enseña una cosa referente al dogma o moral cristianos;
b)
que se dirige a la Iglesia Universal;
c)
que habla en su calidad de Maestro supremo de la cristiandad;
Si
falta una de estas condiciones, el Papa no es infalible.
El concilio DEFINIÓ que únicamente a Pedro se prometió y confirió
de modo directo el primado de jurisdicción sobre toda la Iglesia y su autoridad
no deriva precisamente de la Iglesia. El Concilio añade "La Iglesia Romana
posee por derecho divino, la primacía de potestad ordinaria sobre todas las
demás iglesias. La jurisdicción del pontífice es verdaderamente episcopal e
inmediata. La Iglesia es, pues, monarquía de derecho divino, y el Papa recibe
plena potestad directamente de Dios." El Papa Pío IX definió también el dogma
de la Inmaculada Concepción (1854)
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