Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez acompañado de diez de sus más distinguidos discípulos en la Facultad Evangélica de Teología - Campus México. |
El
pasado 12 de diciembre de 2011 Joseph Ratzinger anunció desde el vaticano su
intención de viajar a México en la primavera de 2012 en plena campaña política
para la Presidencia. El actual partido pro-católico en el poder seguramente ha
fincado su esperanza en la ayuda que Ratzinger puede darle para perpetuarse en
el poder aunque sabe de sobra del rechazo generalizado de los mexicanos. ¿Pero
quién es Ratzinger?
Joseph
Ratzinger, nació en Marktl am Inn,
Baviera, Alemania, 16 de abril de 1927
y actual romano pontífice, quien adoptara el nombre de Benedicto XVI
Pero
¿Sabes que antes de ser Papa fue el dirigente mundial de la Inquisición? A sí,
porque el Santo Oficio de muy ingrato recuerdo no ha desaparecido, sólo cambió
de nombre. Ahora se llama Congregación para la Doctrina de la Fe. Y fue
Juan Pablo II quien nombró a su entrañable amigo Ratziznger,
prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, cargo que asumió en
1982.
Al
ser elegido Papa, decidió sustituir
la tiara en su escudo, con el
tradicional mitre y el palio de obispo, símbolos de la autoridad del Pontífice
como Obispo de Roma. No que haya un arrepentimiento de tanta soberbia en el
pontífice romano, sino que ante el avance de tanto conocimiento, científico,
tecnológico y social, sumados a tantos escándalos de inmoralidad en cientos de
clérigos; la curia romana se ha visto presionada para disimular su ostentación.
Ratzinger
desde el balcón central en la Basílica de Pedro
¿Cuánto
costará una tiara? Depende. Depende del momento en que se ha mandado a hacer.
La Tiara Milán (1922) de Pío XI tenía dos mil piedras preciosas incrustadas,
mientras la de Juan XXIII (1959) tenía veinte diamantes, dieciséis esmeraldas,
sesenta y ocho rubíes y setenta perlas. La cantidad programada originalmente
era el doble, pero Juan XXIII insistió que la mitad fuera devuelta y el ahorro
fuese donado a caridad.
Una
sola corona no es suficiente para proyectar la autoridad y los poderes que la
Curia Romana se adjudica. ¡Se necesitan TRES CORONAS, cuando nuestro bendito
Salvador tuvo una y fue de espinas! Cómo
cristiano sé que Cristo nunca pretendió
que le coronaran con una tiara de tres coronas.
¡Jamás! Los apóstoles y profetas
tampoco. ¿Alguna vez y en algún lugar,
coronaron a Pedro “príncipe de los apóstoles”, colocándole una tiara de tres
coronas? Jamás. Sería grotesco aún pensarlo.
Todo
el inmenso imperio Católico Romano está fundamentado en interpretaciones
equivocadas de las palabras dirigidas por Cristo a Pedro, según Mateo 16:18-19.
“Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi
iglesia.” Que ya hemos examinado ampliamente en el capítulo Uno, de esta obra.
Cualquier estudioso honesto aprende pronto y sin mayor dificultad que “petros”
(Pedro) es una palabra distinta de “petra” (Roca), y entiende claramente que,
Jesucristo no fundó su Iglesia sobre Pedro sino sobre sí mismo como “la piedra
principal del ángulo, escogida, preciosa” (1 Pedro 2:6-8), incorporando él a
todos “los apóstoles y profetas” de todas las edades de la Iglesia en “el fundamento”, y no tan solo a Pedro
(Efesios 2:20-22).
Sin
embargo, los últimos Papas siempre sueñan con volver a los tiempos hegemónicos
del Catolicismo aún sobre los gobiernos de las naciones.
Por
sus trabajos diplomáticos y sus chantajes religiosos, los Papas quisieran
repetir la hazaña de Alejandro III con Federico I de Alemania. Al subir al
trono papal Alejandro III (1159-1181) Federico Barbarroja fue humillado de una
manera insólita. En 1176, Federico fue derrotado por la liga lombarda de
ciudades italianas. Federico tuvo que arrodillarse a los pies de Alejandro III
y besarle los pies para que éste le reconociera como emperador de Alemania. El
papado había impuesto supremacía. La profecía de Apoc. 17:18 que dice: “Y la
mujer que has visto es la gran ciudad
que reina sobre reyes de la tierra...”,
principiaba a tener su cumplimiento.
No se entiende como millones de personas ven el papa romano un santo padre con su "santa inquisición" |
La
Religión Católica Apostólica y Romana, como organización compleja, grande y
poderosa debe su existencia a simples pero desastrosos fallos interpretativos,
leyendas inventadas, herencias babilónicas y
suposiciones infundadas!
En
medio del descrédito y los escándalos, Ratzinger ha procurado recuperar mucho
del terreno perdido para la Iglesia Romana, erigiendo santos y beatos como
nadie antes que él. Benedicto XVI decidió que, tal como se hacía antes, las
beatificaciones las llevara a cabo el Prefecto de la Congregación para las
Causas de los Santos, que actualmente se encuentra en la persona de José
Saraiva Martins C.M.F., cardenal diácono de N. Signora del Sacro Cuore.
En
algunos casos, ha delegado en otros cardenales. En cualquier caso, el rito de
beatificación se celebra -salvo excepciones- en la iglesia local más
directamente vinculada con el nuevo beato. Entre las beatificaciones durante el
Pontificado de Benedicto XVI destacan Mariana Cope de Molokai (1838-1918),
Clemens August Graf von Galen, obispo de Münster (1933-1946 cardenal), Josep
Tàpies y seis compañeros sacerdotes de la diócesis de Urgell, que murieron
mártires en 1936, Carlos de Foucauld, José Anacleto González Flores y ocho
compañeros mártires en México en 1927, Antonio Rosmini.
El
28 de octubre de 2007 Ratzinger aprobó
la mayor beatificación "masiva" de la historia de la Iglesia, 495
mártires españoles; la celebración no la presidió él, pero tuvo una audiencia
privada con los peregrinos y obispos españoles.
El
1 de mayo de 2011, el papa beatificó a su antecesor, S.S. Juan Pablo II en una
multitudinaria ceremonia en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano. Según la
tradición católica, solo falta un
milagro más comprobado para que el Beato Juan Pablo II se convierta en santo.
Esta fue la primera vez que un papa beatifica a su antecesor desde la Edad
Media. Después de esta beatificación, el Vaticano envió a México una supuesta
gota de sangre de Juan Pablo II que los obispos hicieron pasear por muchas
diócesis sin pena ni gloria. Fue un cálculo fallido; como seguramente será la
visita del Pontífice el año entrante.
En
vez de estar en la ciudad de México donde se vería su poco
arrastre
entre las multitudes, va al Cerro del Cubilete en
Guanajuato,
bastión cristero gobernado por la ultraderecha
Ratzinger
no vendrá a la ciudad de México, ya que de inmediato todos medirían la
diferencia entre su popularidad y la de su antecesor, por lo tanto irá a un
rincón cristero para desde allí hacernos creer que tiene mucho arrastre entre
los mexicanos.
Y
como Ratzinger ha sido humillado en
varios países europeos en sus visitas papales, por ejemplo en Alemania donde
aún obispos católico romanos se negaron a darle la mano en su visita a su país
natal. Hay un vídeo en You tuve que muestra esta realidad. Por lo tanto, al
Papa le urge viajar a un país en donde
tiene la esperanza de que la gente lo aclame como semi dios y le bese los pies.
Sabe que lamentablemente hay un gran sector de la población mexicana que sigue
viendo en el Papa al “Vicario de Cristo en la tierra”
A
pesar de esa realidad mexicana, un
reportaje de Eugenia Jiménez en el Diario Milenio, apareció esta nota
interesantísima: “El mapa religioso de México se ha diversificado, las iglesias
evangélicas incrementan el número de seguidores, mientras que en los últimos 50
años la Iglesia católica registra un descenso acelerado de aproximadamente 16
por ciento de fieles, de acuerdo con las cifras de los censos de población.
Y
es que en 1950 los católicos representaban 98.2% de la población, es decir, que
de haberse mantenido ese porcentaje habría 110.3 millones, lo que comparado con
la cifra actual de esos creyentes representa una disminución de 17.4 millones
(15.8%). Sería bueno que Ratzinger supiera esto con claridad, para que en vez
de venir a hacer política y tratar de ganar fama como líder religioso se
preocupara por la desbandada católica en México.
Pero
nosotros, los cristianos evangélicos, glorificamos a Dios por el crecimiento
numérico cotidiano del pueblo lavado en la sangre preciosa de Jesucristo.
Es tiempo de que el Pueblo de Dios, levante en
alto el Nombre de Jesucristo e impacte a México, más aún, con señales,
prodigios y milagros en el Nombre de Jesucristo. De manera que, la venida del Papa romano sea sin
trascendencia espiritual. Ya que de sobra sabemos que “Hay un Dios, y un solo
mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (I Timoteo 2.5)
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