viernes, 16 de mayo de 2014

IMPORTANCIA DE LA ARMONIA EN LOS CONYUGES.


Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez ministrando
con los dones del Espíritu Santo.
 “La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor.” Proverbios 15.1
Un adolescente me gritó: “¿Sabe que yo nunca me voy a casar?” y le dije: ¿Por qué no? Me respondió: “Solo de ver cómo pelean mis padres, se me han quitado las ganas.”  Un craso error de algunos cónyuges es que pelean de manera imprudente como si fueran los únicos habitantes del universo y lo hacen delante de sus hijos.
¿Cómo deseas que sean tus hijos?: Tímidos, introvertidos, con bajo auto aprecio y un carácter inestable, o ¿quieres que sean valientes, aguerridos, con un sano auto precio y un carácter estable y fiarme?.
La armonía y el buen entendimiento entre dos cónyuges es vital no solo para que su matrimonio perdure si no para la formación de sus hijos. De ahí que urge una rectificación de conducta en los hogares que antes de convertirse tuvieron muchos conflictos, hacia una vida armoniosa y pacifica con el poder del Señor.
Es oportuno decidir ahora, que tipos de hijos queremos formar y al término de este capítulo, tomar las medidas convenientes para lograrlo con la ayuda de DIOS.
Hay ingredientes que son insubstituibles en una relación matrimonial. Entre ellos, la confianza. Hay un refrán que dice: “No confíes ni en tu sombra” Pero si queremos formar un hogar armonioso, uno más que victorioso, debemos partir de una confianza mutua. Fue Juvenal (67-127) Poeta satírico romano quien con finura afirmó: “Confiar en todos es insensato; pero no confiar en nadie es neurótica torpeza”. Cuando entre dos esposos no existe la mínima confianza, estamos frente al caso de un hogar en proceso de desintegración. Sin confianza no hay victoria en las familias.
I.- ARMONIA ENTRE LOS PADRES Y LA RELACION CON LOS HIJOIS
 LA AMARGURA: La voz griega “PIKRAINO”, viene de la raíz PIK, que significa cortar, pinchar en la voz media significa SER ASPERO.
En Colosenses 3:19 Dice la biblia que los esposos no deben ser ásperos con su esposa.
 La actuación que les puso tenga con su esposa, repercutirá en la vida de su esposa y de sus hijos.
El mejor servicio que un  varón le puede dar a sus  hijos es mostrar ante ellos un trato amoroso, amable, justo y respetuoso a su esposa. Cuando los hijos desde niños  miran como papá ama a mamá se establecen un carácter de:
1) Hijos confiados y seguros. Que felicidad es recibir a un nuevo miembro de la familia; felicidad que conlleva la gran responsabilidad de criarlo, ayudarlo a ser formado como persona. Nuestros hijos cuando niños,  juegan y esperan que juguemos con ellos y los acompañemos en su desarrollo. Pero ellos perciben la armonía con que se tratan sus padres.
2)  Hijos con auto aprecio. Los cristianos particularmente, tenemos el privilegio de profetizar sobre nuestros hijos todos los días, que ellos son especiales, que Dios los trajo a este mundo para cumplir una misión específica. Y que por lo tanto ellos mismos deben verse como príncipes; y actuar en consecuencia.
3) Hijos con un carácter estable. Nuestros hijos responderán a los estímulos de la manera como lo hacemos nosotros los padres, los adultos.  De allí la importancia de que los cónyuges  gocen de una sanidad interior aceptable, Ya que un carácter inestable en alguno de los padres, se reciclará en los hijos. Pero déjame insistir, que lo más importantes es que los padres vivan en armonía y siembren en sus hijos esa cualidad.
II.-TRAGICO, EL CAMBIO DE TRATO HACIA LA ESPOSA
Se cuenta el cambio de trato en una pareja, que acontece en muchos matrimonios.
Cuando eran jóvenes solteros, él como todo novio enamorado, iba por ella cada tarde para pasar juntos largas horas en el parque hasta que entrada la noche brillaban las estrellas. Al brillo de las estrellas, ella solía preguntarle a él: “Mi vida, ¿De qué color es el cielo?” y el con tono varonil y conquistador le respondió casi al oído: “Azules como tus ojos, mi amor”.
Pasó el tiempo, se casaron, llegaron cuatro hijos, la vida se hizo rutinaria, ella añoraba las tardes cuando él la sacaba al parque y principio a insinuarle su anhelo.
Familia en armonía
Él indefectiblemente le contestaba,: “Si quieres ir ve al parque lleva a los niños y déjame descansar …vengo agotado”. Pero un día al fin sintiéndose presionado por ella él accedió  ir al parque con ella. Se sentaron en la misma baca y él no tenía platica alguna, entonces ella principió a decirle con voz tímida y baja: “Mi vida”, él contestó toscamente: “¿qué quieres?”, ella preguntó: “¿De qué color  es el cielo?”, él se incorporó de inmediato y le respondió con un desplante: “Ya solo eso me faltaba, que te estés quedando ciega? ¿Qué no ves que el cielo es azul?”
En griego, el término apokatastasiV (apocatástasis)  que traducimos restauración,  significa entre otras cosas, volver a darle a alguien su aprecio original. ¡Cuánta falta hace que los cónyuges experimenten una restauración!
III.- GRADOS DE AMARGURA.
La amargura tiene diferentes niveles de desarrollo y de acuerdo a dichos niveles así serán sus consecuencias en el hogar. En Hechos 8:23 Se usa de modo metafórico de extremada maldad. Nuestras Biblias lo traducen como: “HIEL DE AMARGURA”.
En Romanos 3:14 se utiliza como: “MALEDICENCIA”. Dice: “Su boca está llena de maldición y de amargura”  Maledicencia tiene dos significados. Uno de ellos es, hablar con maldiciones y el otro, hablar con mordacidad. Mordacidad es hablar con palabras ásperas, corrosivas, que ofende con todo lo que dice, que critica todo de modo desmedido e inmisericorde. Los hijos que hablan así, han sufrido mucho una relación inadecuada entre sus padres. Viven en continuo conflicto en el hogar.
En Efesios 4:31 dice: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y maledicencia, y toda malicia”. Aquí  se nos habla de gente que aborrece con amargura. Muchos hijos aborrecen a sus padres y hablan de ellos con amargura, porque estos nunca les brindaron un genuino amor, sino solamente  conflictos diarios.
En Hebreos 12:15 dice: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados.” Este pasaje señala un caso extremo en cuyo corazón hay raíces de amargura. Quien tiene raíces de amargura dará frutos amargos. Papás ¿Quieren hijos amargados o felices?
Es hermoso ver cómo, en términos generales, los jóvenes cristianos saben cumplir sus promesas de amor, es una bendición verles ya casados y con hijos, amándose y respetándose.
Y haciendo de sus hogares el mejor lugar para formar a las nuevas generaciones.
No cabe duda que millones de hombres le han dado la razón a  Napoleón Bonaparte (1769-1821), quien dijo: “Las batallas contra las mujeres son las únicas que se ganan huyendo.” Pero estoy seguro que si él hubiera tenido una experiencia de salvación en Jesucristo, afirmaría lo contrario; cómo podemos afirmarlo quienes en Jesucristo, estamos construyendo cada día, hogares armoniosos,  más que vencedores. Y nuestros hogares son tierra deseable entre las naciones, no sólo porque cultivamos la armonía entre los cónyuges, sino por el fruto que esta armonía reporta para nuestros hijos.
IV.-  NO DESCARGUES TU IRA SOBRTE TUS HIJOS.
Una pastora me hizo el favor de enviarme un email ilustrado con el título IDENTIFIQUEN CUAL ES LA PEOR MADRE. Lo abrí y observé, en la primera parte, vienen varios animalitos cuidados cariñosamente de su madre. Una jirafa, un osito, un leoncillo, un tigrillo, una foca, un monito y un escarabajo. Y al último viene una foto de una madre enfurecida que levanta llena de ira a su hijito sujetándolo desde uno de sus tobillitos, y teniéndolo de  cabeza pretende subirlo a una carriola. Y trae un sub título: Sin comentarios.
No confundamos corregir a nuestros hijos en el tiempo oportuno y en el Espíritu de Jesucristo, y descargar nuestra ira sobre alguno de ellos, sobre todo sin son pequeñitos indefensos.
La corrección es necesaria como lo comentamos en capítulo IX de este libro. Pero nunca confundas ni tus propósitos, ni tus sentimientos. Cuando tú, padre o madre, estás enfurecido (a), y azotas a tu hijo o lo ofendes, eso no es corregirlo. Eso es marcarlo en su alma, y como la semilla es mala, el fruto será pésimo. Matrimonio: 7 mandamientos para destruirlo/ 7 mandamientos para salvarlo                            
Enunciaré aquí estos siete mandamientos para destruir cualquier matrimonio, que son del dominio popular, sin conocer a ciencia cierta al autor de los mismos:

1- No le digas que la quieres, ya lo sabe.
2- Guarda rencor hacia sus errores y no se te ocurra perdonarla.
3- No le quieras como es, sino como te gustaría que fuera: fíjate sólo en sus defectos y no en sus virtudes
4- Acostúmbrate a su compañía, que te parezca algo normal, algo que te mereces.
5- Juega con su amor; hay cosas más importantes: haz frecuentes salidas sin él/ella e intima con otras personas.
6- Automatiza la relación de amor, no pongas esmero en los detalles.
7- ¿Más hijos? ¿Estás loco? Sólo dan problemas.

En contraste pongamos atención a los siguientes siete principios fundamentales para construir a diario nuestros hogares:

1- Dile que le quieres todos los días: le gusta oírlo, aunque ya lo sepa
2- Acostúmbrate a perdonar y olvidar sus errores
3- Quiérele como es: fíjate en las virtudes y no en los defectos. Piensa que tú también tienes defectos
4- Asómbrate cada día de la posibilidad de tenerle cerca: no te acostumbres a su compañía
5- Protege lo más importante que tienes: su amor. No lo arriesgues y cuídalo con todas tus fuerzas
6- Disfruta con cada detalle que tenga contigo y esfuérzate por tener nuevos detalles de amor cada día
7- Cuida de los hijos y permanece abierto a la vida: el trabajo y la diversión no son lo primero.

CONCLUSION
Si los papás estuvieran conscientes de estos esquemas y los construyéramos cada día, en nuestros hogares, gozaríamos de una familia sana y feliz.
De hecho, ese es el objetivo general del presente libro.
Proclamamos en fe, que se están construyendo hogares armoniosos,  más que vencedores,  con nuestra participación activa y responsable.
Que quienes no conocen a Jesucristo como Señor y Salvador, vean en nosotros la tierra deseable que ellos han soñado tener.
















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