Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez. |
Versículo clave: “Fue entonces Ananías y entró en la casa, y
poniendo sobre él las manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te
apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista
y seas lleno del Espíritu Santo.” Hechos 9.17
OBJETIVO: El plan de Dios es que cada persona que se va
convirtiendo al Evangelio, a la vez vaya recibiendo el bautismo en el Espíritu
Santo para que tenga el poder de Dios para cumplir su ministerio.
INTRODUCCION:
Prevalece la idea en muchas iglesias
tradicionales que, si en todo caso existe el bautismo en el Espíritu Santo, es
algo que debe buscarse después de varios años de vida cristiana, después de
haber madurado en la fe. Lo cual es contrario a lo que la Palabra del Señor enseña.
a)
DE PERSEGUIDOR A PERSEGUIDO. Si tú hubieras conocido a
Saulo de Tarso antes de su encuentro con Jesucristo, sería difícil creer que se
habría convertido. Era cruel y sanguinario. Dice Hechos 9.1-2: “Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor,
vino al sumo sacerdote,
y le pidió cartas para las sinagogas de Damasco, a fin de que si hallase
algunos hombres o mujeres de este Camino, los trajese presos a Jerusalén”.
Sin embargo, ni él mismo imaginó alguna vez que semanas más tarde, de ese momento en que iba en persecución de los discípulos, él mismo sería perseguido por ser discípulo de Jesucristo. Dice Hechos 9.22-24: “Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo.
Pasados muchos días, los judíos resolvieron en
consejo matarle; pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. Y ellos
guardaban las puertas de día y de noche para matarlo”
b) AYUNO DEL RECIÉN
CONVERTIDO. Aunque el tema del ayuno es paralelo a los temas de este libro, es
oportuno anotar aquí de paso, que en la vida de los cristianos que vivimos bajo
la unción del Señor, el ayuno es una práctica importante.
Hay quienes siendo cristianos evangélicos, auténticos, salvos; se han perdido la bendición de ayunar cuando menos alguna vez.
Hay quienes siendo cristianos evangélicos, auténticos, salvos; se han perdido la bendición de ayunar cuando menos alguna vez.
Pero, dentro del pueblo Pentecostal y Neo
pentecostal, el ayuno es importante.
En Hechos
9.8-9 dice: “Entonces Saulo se levantó de tierra, y
abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le
metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió”
Muchas
veces me he preguntado: ¿Qué pasaría si como pastor yo tuviera la determinación
de invitar a cada recién convertido,
meterse con Dios en ayuno y oración por tres días, sin comer pan, sin beber
agua?
c)
MINISTRACION PROFETICA. En mucho las iglesias que recibimos el
bautismo en el Espíritu Santo, tenemos discípulos más comprometidos y
ministerios con mayor disposición de sacrificio y esfuerzo, en parte por tipo
de ministración que recibimos. Gozamos
de la bendición de ser ministrados por apóstoles y profetas. En el caso de
Pablo recién convertido, tuvo su primer contacto con un profeta, antes de
asistir a su primer culto público con los demás cristianos. He aquí el pasaje
bíblico: “Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el
Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor. Y el Señor le
dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas
a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, y ha visto en visión a
un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre
la vista.
Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de
este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; y aun aquí tiene
autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu
nombre.
El Señor le dijo: Ve, porque instrumento escogido me es éste, para
llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de
Israel: porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre.
Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las
manos, dijo: Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por
donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu
Santo. Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante
la vista; y levantándose, fue bautizado.”
En
esta ministración Pablo recibe: 1) La sanidad de su vista física, 2) una
profecía directiva de lo que sería su vida. Dios le hace saber que es un
instrumento escogido para llevar su Nombre a reyes y naciones y que para ello
deberá sufrir mucho por causa del Evangelio. Y 3) Recibe el bautismo en el
Espíritu Santo.
d)
BAUTISMO EN EL ESPIRITU SANTO. Dado que este es el tema central
que nos ocupa en esta primera parte del presente libro, es necesario subrayar
este hecho en el contexto del equipamiento que el apóstol Pablo principió a
recibir desde el principio. Dice concretamente, Hechos 9.17: “Fue
entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, dijo:
Hermano Saulo, el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde
venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo”
Aquí vemos claramente que Jesucristo le
encomendó a Ananías que ministrara a Pablo, sanidad de la vista y llenura del
Espíritu Santo. Hay quienes han argumentado en contra de la manifestación de
hablar en otras lenguas, que Pablo fue lleno del Espíritu y no dice la Biblia que habló en
lenguas.
Quien afirma tal cosa, no han leído bien la Biblia. Es cierto que
al momento en que Ananías le impuso las manos, aparentemente, Pablo no habló en
lenguas al instante. Al menos, no lo asienta el Dr. Lucas en el Libro de los
Hechos. Pero de allí, no podemos derivar que Pablo nunca habló en lenguas, ya
que al hablar del tema de las lenguas a los corintios, les dice en I Cor.
14.18: “Doy gracias a Dios que hablo en lenguas más que todos vosotros”
Con esta declaración de Pablo, cae por
tierra cualquier argumento de quienes se esfuerzan más en resistir a la
bendición de ser bautizados en el Espíritu Santo que en ser humildes para
recibir esta bendición.
CONCLUSIÓN:
Indiscutiblemente, los apóstoles y
ministerios del primer siglo de Cristianismo, y los discípulos de todas las
iglesias que iban surgiendo, gozaban de esta misma bendición. Habían recibido
el bautismo en el Espíritu Santo, y generalmente, con la señal inicial de hablar en otras
lenguas.
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