Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez exponiendo la Pañabra en la Comunidad Cristiana Filadelfia Gustavo A. Madero de la Cd. de México. |
Versículo
clave: “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu
Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la
circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también
sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo” Hechos 10.44-45
Objetivo: Entender que Dios en su infinita misericordia
planeó varios derramamientos del Espíritu Santo, no solamente sobre judíos, sino
sobre gentiles, para darnos enseñanza de las riquezas que ha preparado para
nosotros, entre otras, el de ser bautizados en el Espíritu Santo.
INTRODUCCIÓN
A lo largo de este libro,
hay una meta, dejar claramente demostrado con fundamento bíblico que el BATISMO
EN EL ESPIRITU SANTO, es una bendición para todos los cristianos; en todos los tiempos y en cualquier lugar.
Hechos 2.38-39 dice: “Pedro
les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de
Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo.
Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los que
están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare”.
JESUCRISTO ESCUCHA A UN
GENTIL.
El libro de Hechos 10,
narra de una manera magistral, el momento en el cual, Dios despierta el espíritu
de un hombre gentil, quien busca el
rostro del Señor en oración y ayuno. Y Dios le escucha.
Dice Hechos 10: 1-4: “Había en Cesárea un
hombre llamado Cornelio, centurión de la compañía llamada la Italiana , piadoso y temeroso de Dios con toda su casa,
y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba a Dios siempre. Este vio
claramente en una visión, como a la hora novena del día, que un ángel de Dios
entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio.
El, mirándole fijamente, y atemorizado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo:
Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios”
Es un privilegio saber que Dios escucha a un gentil
del mismo modo que a un judío, y es que el Señor no hace acepción de personas. Con razón que Deuteronomio 10.17 dice: “Porque Jehová vuestro Dios es
Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace
acepción de personas, ni toma
cohecho”
PEDRO ES CAPACITADO PARA MINISTRAR A GENTILES.
Y mientras Dios trata con
Cornelio, trata al mismo tiempo con el apóstol Pedro; quien como buen gentil, jamás había entrado a
la casa de algún gentil, y que hasta ese momento creía como los demás judíos
convertidos al Cristianismo que la salvación era únicamente para los judíos.
Pero dice Hechos 10.9-17: “Al
día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad,
Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta. Y tuvo gran hambre,
y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; y vio
el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de
las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los
cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz:
Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna
cosa común o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que
Dios limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo
volvió a ser recogido en el cielo. Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de
sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que
habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de
Simón, llegaron a la puerta”.
Así que, a las 12 del día,
Pedro está orando y ayunando, en la azotea de la casa de Simón el curtidor en
Jope cuando le sobrevino un éxtasis. Aquí es importante notar cómo Dios nos
habla en medio de nuestras experiencias personales. Pedro tenía una gran hambre
física y en el éxtasis ve animales cuadrúpedos, terrestres y reptiles y escucha
la voz: “Mata y come”. Dicha visión se repite por tres veces.
¿A qué se refería el Señor?
A los gentiles que hasta entonces eran llamados inmundos, pero que ahora por la
sangre de Jesucristo derramada en el Calvario, eran hallados dignos de entrar a
la presencia de Dios y ser parte del Cuerpo de Jesucristo. Pedro había sido preparado
por el Señor para ir y ministrar en casa de gentiles también.
HUMILDES DE CORAZÓN OBEDECEN.
Una vez que Cornelio recibe
la orden del ángel de enviar a traer a Pedro hasta Jope, Cornelio de inmediato
obedece. Y es que para obedecer a Dios se requiere tener un corazón humilde.
Hay que aprender a obedecer si queremos participar de las labores del Reino. He
aquí la narración bíblica. Dice Hechos 10.5-8: “Envía, pues, ahora hombres a
Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. Este posa en
casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo
que es necesario que hagas. Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a
dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; a los cuales
envió a Jope, después de haberles contado todo”.
¿Cuántas veces Dios nos ha
ordenado hacer algo, pero no hemos obedecido. Si Dios te dijo que hicieras algo
y no lo has hecho, no esperes que Dios te dé nuevas indicaciones. Cornelio
obedeció, y la bendición llegó a su casa.
UN JUDÍO ROMPE LOS PREJUICIOS RACIALES
Es que si no es Dios, nadie
puede romper nuestros prejuicios raciales y religiosos. Ahora Pedro recibe una
orden directa del Señor. EL Espíritu Santo trabaja de manera maravillosa. Dice
Hechos 10.17-20 dice: “Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de
sí sobre lo que significaría la visión que había visto, he aquí los hombres que
habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de
Simón, llegaron a la puerta. Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón
que tenía por sobrenombre Pedro. Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo
el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende y no
dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado”.
Que
privilegio para un hijo de Dios, y particularmente para un apóstol, que el
Espíritu Santo de manera directa le ordene hacer algo concreto. Pedro recibió
la orden de ir a la casa de Cornelio, entrar a la casa de un gentil y compartir
la Palabra de
Dios. Rompió sus prejuicios raciales y religiosos.
Dice Hechos 10. 24.29:”
Al otro día entraron en Cesarea.
Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos
más íntimos. Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a
sus pies, adoró. Más Pedro le levantó,
diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre. Y hablando con él,
entró, y halló a muchos que se habían reunido. Y les dijo: Vosotros sabéis cuán
abominable es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a
mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; por lo cual,
al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis
hecho venir?”
UN AUNTENTICO SIERVO REPUDIA SER REVERENCIADO.
Es grotesca y repugnante la
sed de exaltación que la jerarquía romana tiene. A todos desde el pontífice
hasta el cura raso y pueblerino tienen urgencia de que les besen la mano, se
arrodillen ante ellos y les llamen “reverendo padre” o peor blasfemia “santo
padre”. Cuando Pedro llega a la casa de Cornelio, éste sale a recibirle con
muestras de adoración, misma que Pedro rechazó tajantemente. Dice Hechos
10.25-26: “Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus
pies, adoró. Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo
también soy hombre”.
De aquí que, en las
iglesias cristianas evangélicas que estamos en el mover de la restauración, aún
el título de “reverendo” lo hemos depositado en el basurero. La gloria es para
el Señor.
AL PREDICAR A JESUCRISTO, SE DERRAMA EL ESPÍRITU.
Y llegamos al meollo de
este capítulo. Pedro se pone a predicar a Jesucristo, y mientras él predica, se
derrama el Espíritu Santo sobre todos los que estaban escuchando el mensaje del
Evangelio. Dice Hechos 10.44-45: “Mientras aún hablaba Pedro estas palabras,
el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. Y los fieles de la
circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también
sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo”.
Notemos que todos los que
estaban presentes fueron bautizados con el Espíritu Santo y hablaron en otras
lenguas, como una manifestación inicial de haberlo recibido.
LOS GENTILES HABLAN EN LENGUAS, COMO LOS DE JOPE.
Debe tomarse nota de lo que
dice la Palabra
respecto de los cristianos de Jope, quienes antes, habían recibido el bautismo
en el Espíritu Santo, y ellos conforme a la doctrina que habían recibido y la
experiencia de las iglesias neo testamentarias, todos cuantos recibieron el
bautismo en el Espíritu Santo, hablaban en otras lenguas. Dice Hechos 10. 45-46: “Y los fieles de la circuncisión
que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los
gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban
en lenguas, y que magnificaban a Dios.”
SON INCORPORADOS AL CUERPO DE CRISTO.
Una vez que los gentiles en
casa de Cornelio reciben el Mensaje del Evangelio, y son bautizados en el
Espíritu Santo solamente quedaba un asunto pendiente: Ser bautizado en agua en
el Nombre del Señor Jesucristo. Entonces Pedro procede a dar una indicación
apostólica. Dice Hechos 10.47-48: “Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso
alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el
Espíritu Santo también como nosotros? Y mandó bautizar les en el nombre del
Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.”
CONCLUSIÓN
El derramamiento del
Espíritu Santo en Cesarea echa por tierra más de una teoría humana que se opone
a la vigencia del bautismo en el Espíritu Santo con la señal inicial de hablar
en otras lenguas.
Por el otro lado, este
derramamiento nos confirma que cuando se derrama el Espíritu Santo hay una
señal inicial constante y es “hablar en otras lenguas”, Así sucedió en
Jerusalén, así sucedió en Jope y así sucedió en Cesarea; hasta donde llevamos
estudiado en esta obra. Además, sucedió del mismo modo en Éfeso, que veremos en
el capítulo siguiente.
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