Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez, autor del libro: La Gloria Falaz del Papado. |
En la primera, la de Jerusalén, los ministerios y los discípulos eran
mayoritariamente judíos con apego al templo y por razones naturales observantes
de las prácticas religiosas judías.
En el segundo caso; en Antioquia, donde la mayoría de los discípulos eran gentiles, y aún entre los
ministerios había gentiles, con una visión más universal. La prueba de
ello, es que los primeros misioneros de
manera formal para llevar el Evangelio a todo el mundo, salieron e Antioquia y
no de Jerusalén. Dice Hechos 13.2:
“Ministrando estos al
Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme a Bernabé y a Saulo a la
obra a que los he llamado.”
Entonces ¿Qué afirma la Biblia respecto de Pedro
I. PEDRO ERA APÓSTOL PARA LA CIRCUNCISIÓN
Dice Gálatas 2.7-10:
“Antes por el contrario, como vieron que me había sido
encomendado el evangelio de la incircuncisión, como a Pedro el de la
circuncisión… solamente nos pidieron que nos acordáramos de los pobres; lo cual
procuré con diligencia hacer”
La Escritura es categórica. Pedro era un apóstol para los
judíos. Pablo era apóstol para los gentiles. Por esta razón, Pedro ministró
mayormente en Jerusalén con escasos viajes cercanos.
II. LA BASE DEL ROMANISMO ES LEGENDARIA,
NO HISTÓRICA.
En oposición a tantos mitos y mentiras que el Catolicismo
Romano ha entretejido en el devenir de los siglos, hay historiadores
protestantes serios, que en tiempos recientes han tratado de descartar como
legendaria la residencia y muerte de Pedro en Roma. Estos intentos han
resultado ser, un estudio serio y responsable para dejar ver la verdad
histórica. Se ha descubierto que la
tradición respecto de la residencia de Pedro en Roma se inició primero en los
círculos Ebionitas y formaba parte de la Leyenda de Simón el Mago, en la que
Pablo es enfrentado por Pedro como un falso Apóstol debajo de Simón; al tiempo
que esta pelea fuera trasplantada a Roma, también surgió en fecha temprana la
leyenda de la actividad de Pedro en esa capital.4
Un más reciente intento de demostrar que Pedro fue
martirizado en Jerusalén fue realizado por Erbes.
Él apela al apócrifo: HECHOS DE PEDRO, en el que dos romanos, Albino y
Agripa, son mencionados como perseguidores de los Apóstoles. A éstos identifica
como Albino, Procurador de Judea y sucesor de Festus, y a Agripa II, Príncipe
de Galilea, de donde llega a la conclusión que Pedro fue condenado a muerte y
sacrificado por el Procurador de Jerusalén.
Eruditos católicos serios sustentan que la actividad y
muerte de Pedro en Roma no es nada clara, puesto que no se tiene información precisa sobre los detalles de su
estancia romana. Las narraciones contenidas en la literatura apócrifa del siglo
segundo, sobre la supuesta contienda entre Pedro y Simón el Mago, pertenecen al
dominio de la leyenda. No podemos, en apoyo de esta teoría, apelar a las notas
cronológicas de Eusebio y Jerónimo, dado que, aun cuando estas notas se retrotraen a las
crónicas del siglo tercero, no son tradiciones de antiguo sino el resultado de
cálculos basados en las listas episcopales.
En la lista de obispos de Roma que data del siglo segundo,
se introdujo en el siglo tercero (como sabemos por Eusebio y la “Cronografía de
354”) la nota sobre veinticinco años de pontificado de Pedro, pero no podemos
rastrear su origen. Este agregado, en consecuencia, no sustenta la hipótesis de
una visita de Pedro a Roma luego de su
liberación de la prisión (alrededor del año
42).
La tarea de determinar el año de la muerte de Pedro está
rodeada de dificultades similares.
En el siglo cuarto y aún en las crónicas del tercero,
hallamos dos notas distintas. En las “Crónicas” de Eusebio se da la muerte de
Pedro y Pablo como en los años decimotercero y decimocuarto de Nerón (67-68);
esta fecha, aceptada por Jerónimo, es la sostenida generalmente. El año 67
también es avalado por la afirmación aceptada al igual por Eusebio y Jerónimo,
sobre que Pedro fue a Roma en el reinado del Emperador Claudio (según Jerónimo,
en el 42), así como por la tradición antedicha de los veinticinco años de
episcopado de Pedro.
Una versión distinta es provista por la “Cronografía de 354”:
Ésta refiere el arribo de Pedro a Roma en el
año 30, y su muerte como la de Pablo al año 55. Duchesne ha mostrado que
las fechas en la “Cronografía” fueron insertadas en una lista de los Papas que
contiene solamente sus nombres y la duración de sus pontificados, de donde,
bajo la suposición cronológica de ser el año de la muerte de Cristo el 29, se
insertó el año 30 como el comienzo del pontificado de Pedro y su muerte
referida al 55 sobre la base de los veinticinco años de pontificado.
Otros historiadores han aceptado el año 65 o el 66. Harnack procuró establecer el año 64 como el
de la muerte de Pedro. Esta fecha, que
ya había sido sustentada por Cave, du Pin y Wiesler, ha sido aceptada por
Duchesne.13
Erbes refiere la muerte de Pedro el 22 febrero de 63 y la
de Pablo en el año 64. Por ende la fecha
de la muerte de Pedro no ha sido decidida aún; el período entre julio de 64
(inicio de la persecución Neroniana) y comienzos de 68 (el 9 de julio Nerón
huyó de Roma y se suicidó) debe dejarse abierto, dicen los historiadores
católicos más serios, para la fecha de
su muerte. El día de su martirio también se desconoce, la fecha del santoral es
legendaria. El 29 de junio es el día
aceptado de su fiesta a partir del siglo cuarto, no antes. Pero de ninguna
forma se puede probar
como el día de su muerte. Es una mentira, sostenida por una tradición, y
la tradición como resultado de mucha imaginación.
III. PEDRO NO FUNDÓ LAS IGLESIAS EN ROMA
Apologistas católicos aseguran que “la voz unánime” de la
tradición, asegura desde la segunda
mitad del siglo segundo, que Pedro fue
el fundador de la Iglesia Cristiana
en Roma. Lo anterior no es sino un
engaño ilusorio. Una falacia más del alto clero apóstata. Si Pedro hubiera
fundado una congregación cristiana en Roma, desde siempre, esto es desde el año
de la fundación, todos sabrían de ese hecho histórico. Pero el cuento
surgió después del año 150. ¿Por qué no
antes?
¿QUÉ DICE LA BIBLIA?
A) Que los primeros romanos tanto judíos como gentiles
prosélitos que recibieron el Mensaje del Evangelio, no lo recibieron en Roma,
sino en Jerusalén, el mismo día de Pentecostés. Hechos 2.10 dice:
“En Frigia y Panfilia, en Egipto y en las regiones de
África, más allá de Cirene, y romanos aquí residentes, tanto judíos como
prosélitos”
Adi Sánchez Vizcarra, tocando la batería en la alabanza de la Comunidad Cristiana Filadelfia GAM |
B) Al final de su tercer viaje misionero, el Apóstol Pablo
en su estadía por tres meses en la ciudad de Corinto, escribe su carta a los
Romanos hacia el año 56 o 57. De esta verdad histórica, derivamos dos cosas: Primero, que la fe de los cristianos
de Roma estaba siendo divulgada por todo el mundo. Segundo, que los cristianos
de Roma tenían un Colegio Apostólico enlistado en Romanos capítulo 16,
encabezados por los Apóstoles Andrónico y Junias, y en donde por supuesto,
Pedro no está presente, porque nunca estuvo en Roma.
C) Lo más seguro es que en Roma no había una sola
congregación cristiana en estos días, sino varias. Ya que al estar Pablo preso
en Roma, escribe la carta a los Filipenses por el año 60 o 61, y allí hace mención del Pretorio (1.13) y de
los santos en Casa del César ( 4.22). Lo anterior, aunado a lo que dice Hechos
28.30-31 de que por dos años, Pablo permaneció en Roma, viviendo en una casa
alquilada y que predicó el Evangelio con toda libertad; nos demuestra que, el
Evangelio estaba siendo predicado en pequeños núcleos familiares. Y que los
cristianos de Roma en el primer siglo nunca soñaron ni necesitaron una
jerarquía religiosa y edificios suntuosos para ceremonias con ritos elaborados
y huecos.
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