Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez ministrando con los dones del Espíritu Santo. |
“La blanda respuesta quita la ira; más la
palabra áspera hace subir el furor.” Proverbios 15.1
Un adolescente me
gritó: “¿Sabe que yo nunca me voy a casar?” y le dije: ¿Por
qué no? Me respondió: “Solo de ver cómo pelean mis padres, se me
han quitado las ganas.” Un craso
error de algunos cónyuges es que pelean de manera imprudente como si fueran los
únicos habitantes del universo y lo hacen delante de sus hijos.
¿Cómo deseas que
sean tus hijos?: Tímidos, introvertidos, con bajo auto aprecio y un carácter inestable,
o ¿quieres que sean valientes, aguerridos, con un sano auto precio y un
carácter estable y fiarme?.
La armonía y el
buen entendimiento entre dos cónyuges es vital no solo para que su matrimonio
perdure si no para la formación de sus hijos. De ahí que urge una rectificación
de conducta en los hogares que antes de convertirse tuvieron muchos conflictos,
hacia una vida armoniosa y pacifica con el poder del Señor.
Es oportuno decidir
ahora, que tipos de hijos queremos formar y al término de este capítulo, tomar
las medidas convenientes para lograrlo con la ayuda de DIOS.
Hay ingredientes
que son insubstituibles en una relación matrimonial. Entre ellos, la confianza.
Hay un refrán que dice: “No confíes ni en tu sombra” Pero si
queremos formar un hogar armonioso, uno más que victorioso, debemos partir de
una confianza mutua. Fue Juvenal (67-127) Poeta satírico romano quien con
finura afirmó: “Confiar en todos es insensato; pero no confiar en nadie es neurótica
torpeza”. Cuando entre dos esposos no existe la mínima confianza,
estamos frente al caso de un hogar en proceso de desintegración. Sin confianza
no hay victoria en las familias.
I.- ARMONIA ENTRE LOS PADRES Y LA RELACION CON LOS
HIJOIS
LA AMARGURA: La voz griega “PIKRAINO”, viene
de la raíz PIK, que significa cortar, pinchar en la voz media significa SER
ASPERO.
En Colosenses 3:19
Dice la biblia que los esposos no deben ser ásperos con su esposa.
La actuación que les puso tenga con su esposa,
repercutirá en la vida de su esposa y de sus hijos.
El mejor servicio
que un varón le puede dar a sus hijos es mostrar ante ellos un trato amoroso,
amable, justo y respetuoso a su esposa. Cuando los hijos desde niños miran como papá ama a mamá se establecen un
carácter de:
1) Hijos confiados
y seguros. Que felicidad es recibir a un nuevo miembro de la familia; felicidad
que conlleva la gran responsabilidad de criarlo, ayudarlo a ser formado como
persona. Nuestros hijos cuando niños,
juegan y esperan que juguemos con ellos y los acompañemos en su
desarrollo. Pero ellos perciben la armonía con que se tratan sus padres.
2) Hijos con auto aprecio. Los cristianos
particularmente, tenemos el privilegio de profetizar sobre nuestros hijos todos
los días, que ellos son especiales, que Dios los trajo a este mundo para
cumplir una misión específica. Y que por lo tanto ellos mismos deben verse como
príncipes; y actuar en consecuencia.
3) Hijos con un
carácter estable. Nuestros hijos responderán a los estímulos de la manera como
lo hacemos nosotros los padres, los adultos.
De allí la importancia de que los cónyuges gocen de una sanidad interior aceptable, Ya
que un carácter inestable en alguno de los padres, se reciclará en los hijos.
Pero déjame insistir, que lo más importantes es que los padres vivan en armonía
y siembren en sus hijos esa cualidad.
II.-TRAGICO, EL CAMBIO DE TRATO HACIA LA ESPOSA
Se cuenta el cambio
de trato en una pareja, que acontece en muchos matrimonios.
Cuando eran jóvenes
solteros, él como todo novio enamorado, iba por ella cada tarde para pasar
juntos largas horas en el parque hasta que entrada la noche brillaban las
estrellas. Al brillo de las estrellas, ella solía preguntarle a él: “Mi
vida, ¿De qué color es el cielo?” y el con tono varonil y conquistador
le respondió casi al oído: “Azules como tus ojos, mi amor”.
Pasó el tiempo, se
casaron, llegaron cuatro hijos, la vida se hizo rutinaria, ella añoraba las
tardes cuando él la sacaba al parque y principio a insinuarle su anhelo.
Familia en armonía |
Él
indefectiblemente le contestaba,: “Si quieres ir ve al parque lleva a los niños
y déjame descansar …vengo agotado”. Pero un día al fin sintiéndose
presionado por ella él accedió ir al
parque con ella. Se sentaron en la misma baca y él no tenía platica alguna,
entonces ella principió a decirle con voz tímida y baja: “Mi vida”, él contestó toscamente: “¿qué quieres?”, ella
preguntó: “¿De qué color es el cielo?”,
él se incorporó de inmediato y le respondió con un desplante: “Ya
solo eso me faltaba, que te estés quedando ciega? ¿Qué no ves que el cielo es
azul?”
En griego, el
término apokatastasiV
(apocatástasis) que traducimos
restauración, significa entre otras
cosas, volver a darle a alguien su aprecio original. ¡Cuánta falta hace que los
cónyuges experimenten una restauración!
III.- GRADOS DE AMARGURA.
La amargura tiene
diferentes niveles de desarrollo y de acuerdo a dichos niveles así serán sus
consecuencias en el hogar. En Hechos 8:23 Se usa de modo metafórico de
extremada maldad. Nuestras Biblias lo traducen como: “HIEL DE AMARGURA”.
En Romanos 3:14 se
utiliza como: “MALEDICENCIA”. Dice: “Su boca está llena de maldición y de
amargura” Maledicencia tiene dos
significados. Uno de ellos es, hablar con maldiciones y el otro, hablar con
mordacidad. Mordacidad es hablar con palabras ásperas, corrosivas, que ofende
con todo lo que dice, que critica todo de modo desmedido e inmisericorde. Los
hijos que hablan así, han sufrido mucho una relación inadecuada entre sus
padres. Viven en continuo conflicto en el hogar.
En Efesios 4:31
dice: “Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería y
maledicencia, y toda malicia”. Aquí
se nos habla de gente que aborrece con amargura. Muchos hijos aborrecen
a sus padres y hablan de ellos con amargura, porque estos nunca les brindaron
un genuino amor, sino solamente conflictos
diarios.
En Hebreos 12:15
dice: “Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios; que
brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean
contaminados.” Este pasaje señala un caso extremo en cuyo corazón hay
raíces de amargura. Quien tiene raíces de amargura dará frutos amargos. Papás
¿Quieren hijos amargados o felices?
Es hermoso ver
cómo, en términos generales, los jóvenes cristianos saben cumplir sus promesas
de amor, es una bendición verles ya casados y con hijos, amándose y
respetándose.
Y haciendo de sus
hogares el mejor lugar para formar a las nuevas generaciones.
No cabe duda que
millones de hombres le han dado la razón a
Napoleón Bonaparte (1769-1821), quien dijo: “Las batallas contra las mujeres
son las únicas que se ganan huyendo.” Pero estoy seguro que si él
hubiera tenido una experiencia de salvación en Jesucristo, afirmaría lo contrario; cómo podemos afirmarlo
quienes en Jesucristo, estamos construyendo cada día, hogares armoniosos, más que vencedores. Y nuestros hogares son
tierra deseable entre las naciones, no sólo porque cultivamos la armonía entre
los cónyuges, sino por el fruto que esta armonía reporta para nuestros hijos.
IV.- NO
DESCARGUES TU IRA SOBRTE TUS HIJOS.
Una pastora me hizo
el favor de enviarme un email ilustrado con el título IDENTIFIQUEN CUAL ES LA
PEOR MADRE. Lo abrí y observé, en la primera parte, vienen varios animalitos
cuidados cariñosamente de su madre. Una jirafa, un osito, un leoncillo, un
tigrillo, una foca, un monito y un escarabajo. Y al último viene una foto de
una madre enfurecida que levanta llena de ira a su hijito sujetándolo desde uno
de sus tobillitos, y teniéndolo de
cabeza pretende subirlo a una carriola. Y trae un sub título: Sin
comentarios.
No confundamos corregir
a nuestros hijos en el tiempo oportuno y en el Espíritu de Jesucristo, y
descargar nuestra ira sobre alguno de ellos, sobre todo sin son pequeñitos
indefensos.
La corrección es
necesaria como lo comentamos en capítulo IX de este libro. Pero nunca confundas
ni tus propósitos, ni tus sentimientos. Cuando tú, padre o madre, estás
enfurecido (a), y azotas a tu hijo o lo ofendes, eso no es corregirlo. Eso es
marcarlo en su alma, y como la semilla es mala, el fruto será pésimo.
Matrimonio: 7 mandamientos para destruirlo/ 7 mandamientos para salvarlo
Enunciaré aquí
estos siete mandamientos para destruir cualquier matrimonio, que son del
dominio popular, sin conocer a ciencia cierta al autor de los mismos:
1- No le digas que
la quieres, ya lo sabe.
2- Guarda rencor
hacia sus errores y no se te ocurra perdonarla.
3- No le quieras
como es, sino como te gustaría que fuera: fíjate sólo en sus defectos y no en
sus virtudes
4- Acostúmbrate a
su compañía, que te parezca algo normal, algo que te mereces.
5- Juega con su
amor; hay cosas más importantes: haz frecuentes salidas sin él/ella e intima
con otras personas.
6- Automatiza la relación
de amor, no pongas esmero en los detalles.
7- ¿Más hijos?
¿Estás loco? Sólo dan problemas.
En contraste
pongamos atención a los siguientes siete principios fundamentales para
construir a diario nuestros hogares:
1- Dile que le
quieres todos los días: le gusta oírlo, aunque ya lo sepa
2- Acostúmbrate a
perdonar y olvidar sus errores
3- Quiérele como
es: fíjate en las virtudes y no en los defectos. Piensa que tú también tienes
defectos
4- Asómbrate cada
día de la posibilidad de tenerle cerca: no te acostumbres a su compañía
5- Protege lo más
importante que tienes: su amor. No lo arriesgues y cuídalo con todas tus fuerzas
6- Disfruta con
cada detalle que tenga contigo y esfuérzate por tener nuevos detalles de amor
cada día
7- Cuida de los
hijos y permanece abierto a la vida: el trabajo y la diversión no son lo
primero.
CONCLUSION
Si los papás
estuvieran conscientes de estos esquemas y los construyéramos cada día, en
nuestros hogares, gozaríamos de una familia sana y feliz.
De hecho, ese es el
objetivo general del presente libro.
Proclamamos en fe,
que se están construyendo hogares armoniosos,
más que vencedores, con nuestra
participación activa y responsable.
Que quienes no
conocen a Jesucristo como Señor y Salvador, vean en nosotros la tierra deseable
que ellos han soñado tener.
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