Apóstol Dr. Gabriel Sánchez Velázquez, y su familia en un desayuno en la Comunidad Cristiana Filadelfia de la Cd. de México. |
“Porque
también yo soy hombre bajo AUTORIDAD, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo
a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace”.
Mateo 8:9
PROPÓSITO
Tener
un conocimiento claro de cómo proceder en caso de ministrar a personas con
problemas de posesión demoníaca u opresión. La mayoría de los pastores tienen
temor de hablar sobre la autoridad, sobre todo en sus propias congregaciones,
porque es un tema fuerte y la mayoría de nosotros tenemos apenas una idea
remota.
INTRODUCCIÓN
Lo
que conocemos por autoridad, muchas veces es manipulación, miedo, intimidación.
Pero Dios levanta a sus siervos y le delega autoridad. Hay que tomar en cuenta
lo que nos dice II Corintios 10.8: “Porque aunque me gloríe algo más todavía de
nuestra AUTORIDAD, la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra
destrucción, no me avergonzaré”
En el caso particular de este
libro, el tema que nos ocupa, la hablar
de la autoridad, es concretamente para echar fuera demonios.
En este tenor, ya antes hemos mencionado lo que nos dice Hechos 10.38, pero
conviene repetirlo: “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús
de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos
por el diablo, porque Dios estaba con él.”
Hoy en día, Jesucristo no tiene más
manos que las tuyas, cristiano, hijo de Dios, para extenderlas y traer
liberación, sanidad y restauración de
vidas.
Y
si a la falta de enseñanza en torno a la autoridad espiritual; añadimos
que, es obvio que en esta generación las
iglesias cristianas evangélicas tienen otros criterios muy dispares en torno a
la manifestación y acción de los demonios en la gente, entenderemos de entrada
la magnitud de la necesidad espiritual que se siente en muchas iglesias
cristianas.
Hay
una corriente cada día más común, que
sustenta que todos los seres humanos, incluyendo a los cristianos están
poseídos de demonios y que se requiere una continua ministración de liberación.
Hay
otros grupos que entienden por demonios un sinónimo de trastornos mentales o
enfermedades psicosomáticas, para quienes la solución está en el diván de un
psicólogo o un psiquiatra. Si el caso es más complejo lo turnan a un
sicoanalista.
Habremos
otros que, como ya se explicó en los capítulos anteriores aceptamos que los
cristianos podemos llegar a ser oprimidos por los demonios pero jamás un
demonio podrá estar dentro de nosotros si real mente ya hemos aceptado al Señor
Jesucristo y caminamos en su temor. Sin embargo, sí sabemos por las Escrituras
que personas no cristianas pueden llegar a estar poseídas de demonios y para
ello es que hay que saber qué hacer en cada caso.
1- DISCERNIR CADA CASO EN PARTICULAR
En
primer lugar, un ungido de Dios, al estar ministrando a la gente debe estar muy
atento y vigilante para que mediante el don de discernimiento pueda saber en un
momento dado, cuando esta frente a un
posible caso de estos:
a) Enfermedad Física. Hay enfermedades
congénitas y las hay degenerativas que hacen que la persona que las sufre
parezca fuera de sí o con actitudes de agresividad sin que necesariamente dicha
persona esté endemoniada. Es muy probable que cuando un hombre ha sido sobre
consentido y extremadamente mimado, esté acostumbrado a que le satisfagan todo
tipo de caprichos. Y cuando llega a la vida adulta y no logra lo que quiere
descargue su frustración con una ira exagerada. Por ejemplo, cuando el muchacho
que no trabaja ni estudia, está acostumbrado a lujos desmedidos y cree que sus
padres tienen la obligación de darle todo; él día que no se lo dan, arremete
contra ellos con insultos, humillaciones y hasta golpes. Puede en un arranque
de ira romper muebles y objetos costosos en su casa. Pero aun así, no estamos
frente a un caso de endemoniado necesariamente.
b) Trastorno Mental. Hay enfermedades
mentales que hacen que la persona que las sufre este fuera de sí y en ocasiones
manifieste depresión, miedo, impotencia para moverse, o agresividad extrema sin
que necesariamente se trate de personas endemoniadas. En estos casos y en el
anterior, si se les ministra, debe procurarse pedir del Señor, sanidad o un milagro para la regeneración de
algún órgano o del sistema nervioso; pero no liberación y mucho menos con esos
usos extremos de golpear a la persona, forzarla a tomar aceite, tirarla a
fuerzas al piso, atarla con cadenas, gritarle desmedidamente. NO. Jamás.
c) Posesión Demoniaca. En ocasiones las
personas no cristianas que están poseídas de demonios se ven completamente
normales y sanas, son amables y le pueden sonreír al encontrarse con ellas. Sin
embargo, una persona endemoniada, no
resiste estar en una reunión donde se invoca y se adora a Jesucristo. Si tratan
de llevarlo a un culto donde han unción de Dios, saldrá corriendo. Si un
endemoniado entra a un culto cristiano,
al venir la alabanza, la oración en lenguas o al momento de que esta
persona quiere aceptar al Señor Jesús como su Salvador, los demonios se manifestaran.
Tuvimos
un caso así hace algunos años. Estábamos en un culto de lavamiento de pies. Una
familia invitó a venir a una vecina. Cuando llegaron a la iglesia el culto ya
había principiado. Al intentar entrar a la casa de oración, la vecina decía que
había un cristal grueso que le impedía avanzar. Después me llamaron afuera. Al
interrogarla, resultó ser una bruja que traía un anillo con un macho cabrío, lo
cual indicaba que ella estaba casada con Satanás. Después de darle una breve
explicación bíblica, me entregó el anillo, pudo entrar, estar en el culto y al
día siguiente se rindió a Jesucristo reconociéndole como su Salvador Personal.
Otras
veces los demonios se hacen evidentes fuera del ambiente espiritual cristiano,
esto, es, en la casa, en el campo u hospital. Marcos 6:10-13, Lucas 4:41,
13:11-13.
II.-
ACTUAR CON LA AUTORIDAD DEL SEÑOR.
Dice
el Señor en Marcos 16:17 que los cristianos en su Nombre echaremos fuera a los
demonios. Los cristianos no debemos temer enfrentar a los demonios, ni tenemos
porque rehuir en ministrar a las personas endemoniadas. Tenemos la autoridad
del Señor para hacerlo.
En
el mundo pentecostal, hay muchas ideas equivocadas que se aceptan generalmente
como si fueran verdades bíblicas al respecto, tales como que no todos los
cristianos están preparados para ministrar liberación. Esa es una idea
romanista, ya que ni siquiera todos los curas están autorizados para hacer
exorcismos como le llaman ellos a la liberación.
Se
sustenta también en algunos de estos círculos que, un cristiano no debe ir
directamente a ministrar liberación a un endemoniado a menos que se haya
preparado previamente con oración y ayuno porque de otro modo, los demonios
pueden entrar en él.
Hay
evangelistas improvisados que para hacerse notorios dicen que al estar
ministrando a un endemoniado, todos los cristianos que participan de esa
reunión deben estar con los ojos cerrados, porque de otra forma, si están con
los ojos abiertos, los demonios piden meterse en ellos.
Y
así, hay un sinfín de errores populares, que se sostienen como verdades
bíblicas pero que sólo son conjeturas o suposiciones de gente que desconoce los
conceptos bíblicos respecto del tema que estamos tratando, esto es, la
liberación de endemoniados.
Algunas
consideraciones adicionales al respecto.
a) Preparación Espiritual. Hay quienes
esperan hasta que tengan que enfrentar un caso de posesión demoníaca para
ponerse en ayuno y oración, pero un cristiano con sana doctrina y ministración
de los cinco ministerios de Efesios 4:11 debería estar siempre preparado, debe
estar siempre DISPUESTO.
Es
verdad que hay cierto género de demonios que no salen sino con oración y ayuno,
como lo dice Jesucristo en Mateo 17:15-21. y puede llegar a haber algún caso
extraordinario en el cual un equipo de ungidos deban convenirse en oración y
ayuno previa a la ministración de liberación. Sin embargo, si somos salvos,
hemos sido bautizados en el Espíritu Santo,
y estamos llenos del Espíritu Santo.
Hechos 2:4-6 y 4:31, entonces estamos en condiciones espirituales
correctas para ministrar liberación en cualquier momento.
b) Entendimiento Espiritual. Hay personas que hacen exagerado énfasis en
alguna gesticulación, expresión verbal o actitud corporal que los endemoniados
manifiestan, en lugar de entender las razones por las cuales, los cristianos tenemos autoridad plena sobre
los demonios.
En Colosenses 2:13-15 dice: “a
vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,
os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta
de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de
en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió públicamente, triunfando sobre ellos en la cruz”
En
el pasaje anterior, tenemos una explicación completa del por qué los cristianos
actuamos con la autoridad de Jesucristo para liberar a los endemoniados de
acuerdo a las Escrituras, y que podemos resumir así:
1.- Jesucristo nos ha dado plena
justificación, el acta contra nosotros está clavada en la cruz.
2.- Jesucristo ha despojado a los principados
y a las potestades de toda autoridad.
3.- En obediencia a él y bajo su autoridad
ministramos con efectividad. Lucas 10:19.
III.-
NO HAY DOS CASOS IGUALES.
Hay
grupos que hasta tienen ya clínicas para echar fuera a demonios y son muy
dogmáticos en cuanto a que la gente tiene que toser para echar fuera al
demonio, tiene que vomitar para echar fuera al demonio y tiene que recibir aun
golpes para que los demonios salgan.
Son
cada día más frecuentes los grupos que están trabajando así, no porque Dios
haya traído revelación a sus vidas, sino porque han leído algún libro sin bases
bíblicas que cuenta sus espectaculares anécdotas. “Hay comezón de oír” tal como
lo afirma II Timoteo 4:3: “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana
doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a
sus propias concupiscencias”
Tenemos
algunos ejemplos, pero no pueden ser molde cerrado para todos los casos:
a) Espumarajos y crujir de dientes. En
Marcos
9:14-27 tenemos un caso de endemoniados que a la hora de manifestación de los
demonios echaba espumarajos por la boca y crujía los dientes. Dice así La
Escritura: “Cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud
alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos. Y en seguida toda la
gente, viéndole, se asombró, y corriendo a él, le saludaron. Él les preguntó:
¿Qué disputáis con ellos? Y respondiendo uno de la multitud, dijo: Maestro,
traje a ti mi hijo, que tiene un espíritu mudo, el cual, dondequiera que le
toma, le sacude; y echa espumarajos, y cruje los dientes, y se va secando; y
dije a tus discípulos que lo echasen fuera, y no pudieron. Y respondiendo él,
les dijo: ¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros?
¿Hasta cuándo os he de soportar? Traédmelo. Y se lo trajeron; y cuando el
espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en
tierra se revolcaba, echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto
tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa
en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten
misericordia de nosotros, y ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que
cree todo le es posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:
Creo; ayuda mi incredulidad. Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba,
reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando,
sal de él, y no entres más en él. Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole
con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está
muerto. Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó”
Pero
no todos los endemoniados deben echar espumarajos por la boca.
b)
Herido y desnudo. En Lucas 8:27-35
tenemos un caso espectacular. Dice la Palabra: “ Al llegar él a tierra, vino a
su encuentro un hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no
vestía ropa, ni moraba en casa, sino en los sepulcros. Este, al ver a Jesús,
lanzó un gran grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes
conmigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. (Porque
mandaba al espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que
se había apoderado de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las
cadenas, era impelido por el demonio a los desiertos.). Y le preguntó Jesús,
diciendo: ¿Cómo te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían
entrado en él. Y le rogaban que no los mandase ir al abismo. Había allí un hato
de muchos cerdos que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en
ellos; y les dio permiso. Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los
cerdos; y el hato se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó. Y los
que apacentaban los cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y
yendo dieron aviso en la ciudad y por los campos. Y salieron a ver lo que había
sucedido; y vinieron a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los
demonios, sentado a los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y
tuvieron miedo”.
Siempre que se habla de liberación, tenemos
que considerar el caso del Gadareno, un endemoniado con características sui
géneris. No hay dos casos iguales. De esta historia bíblica no podemos hacer
una doctrina que diga que todos los endemoniados están heridos y andan
desnudos.
Es
posible que alguien que ha sido embrujado con yerbas tenga que vomitar al
momento de ser liberado, pero de allí no podemos exigir que todos los que sean
liberados tienen que vomitar.
IV.- LA AUTORIDAD ESTA EN LA PALABRA.
No
se necesita ni amarrar con lazos a los endemoniados, ni sujetarlos entre diez
fisicoculturistas para ser liberados.
En
Lucas 4:33-37 se describe el caso de un hombre que tenía un espíritu de demonio
inmundo. Dice así la Palabra: “Al llegar él a tierra, vino a su encuentro un
hombre de la ciudad, endemoniado desde hacía mucho tiempo; y no vestía ropa, ni
moraba en casa, sino en los sepulcros. Este, al ver a Jesús, lanzó un gran
grito, y postrándose a sus pies exclamó a gran voz: ¿Qué tienes conmigo, Jesús,
Hijo del Dios Altísimo? Te ruego que no me atormentes. (Porque mandaba al
espíritu inmundo que saliese del hombre, pues hacía mucho tiempo que se había apoderado
de él; y le ataban con cadenas y grillos, pero rompiendo las cadenas, era
impelido por el demonio a los desiertos.) Y le preguntó Jesús, diciendo: ¿Cómo
te llamas? Y él dijo: Legión. Porque muchos demonios habían entrado en él. Y le
rogaban que no los mandase ir al abismo. Había allí un hato de muchos cerdos
que pacían en el monte; y le rogaron que los dejase entrar en ellos; y les dio
permiso. Y los demonios, salidos del hombre, entraron en los cerdos; y el hato
se precipitó por un despeñadero al lago, y se ahogó. Y los que apacentaban los
cerdos, cuando vieron lo que había acontecido, huyeron, y yendo dieron aviso en
la ciudad y por los campos. Y salieron a ver lo que había sucedido; y vinieron
a Jesús, y hallaron al hombre de quien habían salido los demonios, sentado a
los pies de Jesús, vestido, y en su cabal juicio; y tuvieron miedo.” Jesús lo
liberó en la propia sinagoga.
Pero
notemos en Lucas 4:35 dice que Jesús le dijo al demonio: "Cállate y sal de
él”. ESO FUE TODO. No gritó muchas horas para asustar al demonio o para que
éste le obedeciera. La autoridad del cristiano radica en su sujeción al Señor
Jesús y no en sus gritos o en sus
fuerzas físicas.
CONCLUSIÓN
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